EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Decimooctavo Domingo del tiempo ordinario B
Libro del Exodo 16,2-4.12-15.
En el desierto, los israelitas comenzaron a protestar contra Moisés y Aarón.
"Ojalá el Señor nos hubiera hecho morir en Egipto, les decían, cuando nos
sentábamos delante de las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos. Porque
ustedes nos han traído a este desierto para matar de hambre a toda esta
asamblea".
Entonces el Señor dijo a Moisés: "Yo haré caer pan para ustedes desde lo alto del
cielo, y el pueblo saldrá cada día a recoger su ración diaria. Así los pondré a
prueba, para ver si caminan o no de acuerdo con mi ley.
"Yo escuché las protestas de los israelitas. Por eso, háblales en estos términos: "A
la hora del crepúsculo ustedes comerán carne, y por la mañana se hartarán de pan.
Así sabrán que yo, el Señor, soy su Dios".
Efectivamente, aquella misma tarde se levantó una bandada de codornices que
cubrieron el campamento; y a la mañana siguiente había una capa de rocío
alrededor de él.
Cuando esta se disipó, apareció sobre la superficie del desierto una cosa tenue y
granulada, fina como la escarcha sobre la tierra.
Al verla, los israelitas se preguntaron unos a otros: "¿Qué es esto?". Porque no
sabían lo que era. Entonces Moisés les explicó: "Este es el pan que el Señor les ha
dado como alimento.
Salmo 78(77),3.4bc.23-24.25.54.
Lo que hemos oído y aprendido,
lo que nos contaron nuestros padres,
no queremos ocultarlo a nuestros hijos,
lo narraremos a la próxima generación:
son las glorias del Señor y su poder,
las maravillas que él realizó.
Entonces mandó a las nubes en lo alto
y abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos el maná,
les dio como alimento un trigo celestial;
todos comieron un pan de ángeles,
les dio comida hasta saciarlos.
Los llevó hasta su Tierra santa,
hasta la Montaña que adquirió con su mano.
Carta de San Pablo a los Efesios 4,17.20-24.
Les digo y les recomiendo en nombre del Señor: no procedan como los paganos,
que se dejan llevar por la frivolidad de sus pensamientos
Pero no es eso lo que ustedes aprendieron de Cristo,
si es que de veras oyeron predicar de él y fueron enseñados según la verdad que
reside en Jesús.
De él aprendieron que es preciso renunciar a la vida que llevaban, despojándose del
hombre viejo, que se va corrompiendo por la seducción de la concupiscencia,
para renovarse en lo más íntimo de su espíritu
y revestirse del hombre nuevo, creado a imagen de Dios en la justicia y en la
verdadera santidad.
Evangelio según San Juan 6,24-35.
La Palabra para ser hablada, cap. 6 (trad. Jesús, aquel al que invocamos, p. 85)
Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí,
subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo llegaste?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos,
sino porque han comido pan hasta saciarse.
Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida
eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre,
marcó con su sello".
Ellos le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?".
Jesús les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha
enviado".
Y volvieron a preguntarle: "¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti?
¿Qué obra realizas?
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de
comer el pan bajado del cielo".
Jesús respondió: "Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi
Padre les da el verdadero pan del cielo;
porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo".
Ellos le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan".
Jesús les respondió: "Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá
hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.
Comentario del Evangelio por
Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas
Misioneras de la Caridad
La Palabra para ser hablada, cap. 6 (trad. Jesús, aquel al que invocamos, p.
85)
“Yo soy el pan de vida. El que venga a mí, nunca más tendrá hambre”
En las Escrituras, se cuestiona la ternura de Dios por el mundo, y leemos que
"Dios amó tanto al mundo, que le entregó a su Hijo" Jesús (Jn 3,16) para que sea
como nosotros, y nos anuncie la buena noticia de que Dios es amor, que Dios os
ama y me ama. Dios quiere que nos amemos unos otros, como él nos ha amado (cf
Jn 13,34).
Todos nosotros sabemos, mirando la cruz, hasta qué punto Jesús nos ha
amado. Cuando miramos la Eucaristía, sabemos cuánto nos ama ahora. Por eso, él
mismo se hizo "pan de vida" con el fin de satisfacer nuestra hambre con su amor, y
luego, como si esto no fuera suficiente para él, se convirtió él mismo en
hambriento, en indigente, en desalojado, con el fin de que vosotros y yo,
pudiéramos satisfacer su hambre con nuestro amor humano. Porque para esto
hemos sido creados, para amar y ser amados.
"servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”