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Día litúrgico: Martes XX del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Mt 19,23-30): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo
repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico entre
en el Reino de los Cielos». Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían:
«Entonces, ¿quién se podrá salvar?». Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los
hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible».
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
El pecado original: una "perturbación" en los orígenes
Hoy, asombrados como los discípulos, volvemos a escuchar que la salvación es
imposible para el hombre. Así de radical es el daño que nos afecta a todos después
de la "perturbación" de la creación en sus orígenes. Las imágenes del "Génesis" son
elocuentes.
Nuestros primeros padres, desde un "estar desnudos sin experimentar vergüenza"
(la inocencia originaria), pasan a cubrirse, esconderse, tener miedo y echarse las
culpas... Entre medio hay el pecado original: cayeron en la "ilusión" (¡un
espejismo!) de una autosuficiencia que es imposible: creer que serían tan
poderosos como Dios si "manipulaban" el "árbol del conocimiento del bien y del
mal". Se trata de una perturbación "moral", radicada en el drama de la libertad
humana: somos libres para actuar con amor, pero no para inventar el amor. Así fue
como, caricaturizando la ley moral, el "Maligno" logró que la humanidad se cerrara
al amor de Dios.
—Señor, Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida: concédeme vivir de ti, que eres el
Amor.
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