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Día litúrgico: Jueves XX del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Mt 22,1-14): En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra
parábola a los grandes sacerdotes y a los notables del pueblo: «El Reino de los
Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo. Envió a
sus siervos a llamar a los invitados a la boda (). Entró el rey a ver a los
comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice:
‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?’. Él se quedó callado. Entonces
el rey dijo a los sirvientes: ‘Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de
fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes’ ().
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
El "castigo de Dios"
Hoy escuchamos del Señor una palabra que, de buenas a primeras, parece "no
encajar" con su Amor misericordioso: el "castigo". Pero sus castigos no son como
los nuestros, en el sentido de que Dios establezca multas policiales y le guste
perjudicarnos. La expresión "castigo de Dios" manifiesta que he errado en el buen
camino y pueden sobrevenirme consecuencias posteriores por seguir huellas falsas
y
abandonar
la
verdadera
vida.
En el lenguaje divino, el castigo es la situación en la que entra el ser humano
cuando se aleja de su auténtica esencia, o cuando no respeta la dignidad de otra
persona, dando la espalda a la verdad Entonces el individuo utiliza su libertad, sí,
pero también abusa de ella. Por este falso camino el hombre pisotea aquello para lo
cual
sido
creado,
destruyéndose
a
mismo.
—Señor, tú eres mi Creador, que has venido a nosotros dejando tu huella en la
tierra. Haz que vea en tus pisadas mi camino.
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