Ciclo B. XIX Domingo del Tiempo Ordinario
Pedro Guillén Goñi, C.M.
El evangelio del día hoy completa la dimensión temática del domingo anterior.
Jesús se presenta como el Pan de Vida. El Señor se transciende por la fe del
alimento material al alimento espiritual. Desde la humildad, la sencillez y la fe se
hace Pan para nosotros para que, a su vez, nosotros en gesto de caridad y
solidaridad nos hagamos pan para la humanidad.
Presentarse el Seor como “el Pan de Vida” y alimentarnos de él presupone una
plena identificación con su palabra, con sus signos, una necesidad vital de sentir su
presencia en nuestra mente y en nuestro corazón para reemprender el camino y
continuar gozosos los afanes de cada día. Sin embargo, descubrimos que en
nuestra vida la sociedad de consumo, la apetencia de los bienes materiales, la
cultura de lo fácil, el ambiente secular nos impiden sentir necesidad “del Pan de
Vida”. Necesitaremos una transformacin interior, un cambio de mentalidad, una
reafirmación de nuestros principios y valores espirituales que favorezcan la
priorización del seguimiento del Señor por encima de las propias tentaciones del
mundo para poder gozar de su presencia y de su generosidad al nutrirnos con la
gracia de su alimento .
¿Cómo hacer del Pan de Vida que el Señor nos regala como alimento un gesto y un
compromiso en nuestro diario caminar? El Señor nos dirá en otras fases del
evangelio que solamente es posible desde la óptica del amor por la fe. El Señor,
Pan de Vida, se hace presencia en el hombre, especialmente en el pobre. Gestos de
servicio, de solidaridad, de entrega desinteresada garantizan la presencia de Cristo
que libera y salva.
También la carta a los Efesios que recoge la Liturgia de la Palabra en este domingo
nos habla de seguir el camino del amor, a ejemplo de Jesucristo. Incluye también
tener presente la paz como actitud de serenidad interior para intuir, asimilar y
relativizar los acontecimientos de la vida y, así, sentirnos más dispuestos para
afrontar los acontecimientos presentes.
La agresividad “intrínseca” y la poca aceptacin personal, como nos sucede en
algunos momentos, no son actitudes apropiadas para que genere en nosotros el
verdadero Pan de Vida. La opción por la paz externa como bálsamo y cicatrización
de heridas recientes y pasadas en nuestras relaciones interpersonales, en la familia,
en nuestros lugares de trabajo, la superación del odio y la violencia a pequeña y
gran escala serán también, como asegura San Pablo en su carta a los Efesios,
actitudes a tener en cuenta que manifiestan la presencia del Señor como Pan de
Vida que cura y fortalece.
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)