Ciclo B. XX Domingo del Tiempo Ordinario
Pedro Guillén Goñi, C.M.
El evangelio del domingo del día de hoy guarda relación temática con los domingos
anteriores ya que pertenece a la misma perícopa acerca de “El Pan de Vida”. Hoy se
centra fundamentalmente en la importancia que tiene la comida en la vida de los
hombres ya que todos necesitamos comer, desde una perspectiva biológica, para
satisfacer nuestras necesidades biológicas y para compartir los momentos de
amistad y fraternidad. En la vida espiritual nos sucede lo mismo; necesitamos
nutrirnos de la presencia de Cristo, como Pan de Vida, para progresar y profundizar
en nuestra vida de fe.
El Señor nos da su misma carne y su misma sangre como comida y bebida
verdaderas que alimentan nuestra vida de hijos de Dios. Gracias al don de la
Eucaristía, Jesús resucitado establece una comunicación personal, una nueva
relación de vida entre Él, el Padre y nosotros.
Celebrar la Eucaristía y comulgar el Cuerpo y la sangre del Señor es querer acoger
el propio espíritu, desear vivir más unidos al Señor y a todos los hermanos y querer
compartir con ellos nuestras vidas.
La Eucaristía nos compromete a practicar el amor, la justicia, la unión entre todos
los hombres, nuestros hermanos, y por eso el hecho en sí de recibir el Cuerpo de
Cristo lo llamamos “comunin”.
Las comunidades cristianas de la Iglesia, desde sus primeros comienzos, cumplen el
mandato del seor. “Hagan esto en memoria mía”. Los primeros cristianos se
reunían fraternalmente en sus casas, especialmente el domingo, para festejar con
gozo la muerte y resurrección de Jesús en torno al banquete eucarístico. También
en la actualidad los cristianos nos reunimos en torno a la Eucaristía especialmente
el domingo. La Misa dominical es para nosotros un encuentro real con el mismo
Señor resucitado y una invitación a transformar constantemente nuestra vida como
discípulos suyos.
Al participar ahora nosotros en la Eucaristía, Jesús nos anuncia aquella convivencia
feliz y definitiva en el banquete del reino de Dios en que se saciarán todos los que
tienen hambre de verdadera felicidad.
La santa Misa es así anticipación de la vida eterna marcada por el encuentro con
Dios Padre y con la Iglesia Celestial.
La celebración Eucarística, centro de la sacramentalidad de la Iglesia y la más plena
presencia de Cristo en la humanidad, es centro y culmen de toda la vida
sacramental.
La Eucaristía es fuente de evangelización porque ella es, en cierta manera, el
“centro del Evangelio”, ya que aparece relacionada con la Pascua, como está
narrado en los textos de la institución de la Eucaristía (Mt. 26,17-25) y con los
temas más importantes del mismo evangelio como la proclamación de la Palabra de
Dios, la conversión y la fe, la caridad y la koinonía (solidaridad, participación,
comunicacin…) la reconciliacin y el perdn e, incluso, la vida eterna (J.6; Hech.
2,42-46; 1 Cor. 10,14-22).
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)