Comentario al evangelio del Sábado 25 de Agosto del 2012
Disculpen que me vaya por las ramas incluso más que otros días. La Iglesia nos propone hoy el
comienzo del capítulo 23 de Mateo; volveremos a él el lunes y el martes próximos. ¿Lo escucharemos
de verdad?
En el París de 1968 un físico español repartía octavillas a la salida del metro. De repente, apartándose
de la reacción de casi todos los demás viandantes, un hombre se dio la vuelta: “¡pero si el papel que
usted me ha dado está en blanco!”. “Claro -respondió el militante español-, está en blanco para que
usted lo rellene”.
¿Con qué actitud entramos a diario a leer los comentarios de Ciudad Redonda? Demos un paso más:
¿con qué actitud nos colocamos ante la Palabra de Dios de cada día? No dudo de las sanísimas
intenciones de la mayoría de nosotros. Pero no está de sobra que nos hagamos algunas preguntas: ¿qué
vengo buscando?, ¿a qué estoy dispuesto/a?, ¿qué hemos ido a ver ‘en el desierto’ (Mt 11, 7)?...
Habrá quien lea los comentarios sin leer siquiera los textos sagrados; me temo que algo falla. Habrá
quien busque sobre todo palabras ‘para otros’ (qué decir a los fieles, a los chicos de catequesis, a…); ¿y
lo que la Palabra nos tiene que decir a cada uno? ¡Cuidado!
Habrá quien busque que la octavilla esté bien llena, y las propuestas de acción bien claras… Los trozos
en blanco nos ponen nerviosos. Hace unas décadas se hablaba mucho del miedo a la libertad. Está claro
que también tenemos miedo al amor y al compromiso, y al camino compartido y a la corrección… Es
admirable que busquemos ayuda, pero tengamos cuidado: hay pasos y respuestas que sólo cada uno de
nosotros puede dar. Para ello hay mucha Palabra que escuchar y mucho silencio que hacer.
Caminamos. Como siempre, María, silenciosa y sonriente, nos acompaña: vamos bien. ¡Feliz fin de
semana!
Pedro Belderrain, cmf