Tiempo y Eternidad
______________________
José Manuel Otaolaurruchi, L.C.
El código secreto de san Juan
El Código Da Vinci , una novela sin el menor fundamente histórico se convirtió en un best
seller, debido al entresijo de esoterismo y conspiración que Dan Brown astutamente se
inventó. Pues bien, en el evangelio de san Juan encontramos un libro histórico que esconde
y manifiesta a la persona redentora de Jesucristo por medio de siete signos.
¿Por qué lo hizo? Porque la primitiva iglesia estaba afrontando las dificultades propias del
proceso de asimilación de la persona de Cristo. Para algunos les resultaba difícil aceptar
que Jesús fuera el Hijo de Dios, y mucho menos, que Dios haya querido hacerse hombre
como nosotros y que haya muerto en una cruz. Lo mismo que ahora, basta leer los
comentarios semanales a esta columna. Está claro que los tiempos no han cambiado. San
Juan sale al paso mostrando por medio de signos quién fue Jesús y por qué podemos creer
en Él. Además, debía infundir valor en los creyentes porque los emperadores romanos
Nerón, Decio y Vespasiano, entre otros, persiguieron a los cristianos para llevarlos al
Coliseo para morir alimentando a las fieras.
Los signos que inspiró el Espíritu Santo son siete. El primero aparece cuando narra el
milagro del agua convertida en vino en las bodas de Caná. Aquí quiere mostrar que en
Cristo se realizan y llegan a su cumplimiento las promesas del antiguo testamento. Cuando
refiere la curación del hijo del funcionario real, capítulo cuarto, lo hace porque presenta a
Jesús como el único que tiene poder sobre la vida y sobre la muerte. En el capítulo quinto
vemos que Jesús cura al paralítico en la piscina llamada de las ovejas en día sábado. Allí se
manifiesta como Señor que da la vida y tiene poder para otorgar la salud física si es su
voluntad. El cuarto signo, capítulo sexto, se refiere a la multiplicación de los panes que
prefigura el alimento espiritual que es la Eucaristía. Cuando camina sobre las aguas
agitadas del mar de Galilea, vemos a Jesús como quien gobierna los hilos de la historia y
sobrepasa las adversidades del mundo. Cristo resplandece majestuoso y sereno. San Juan
utiliza finalmente el signo de la luz que ilumina el camino y da sentido a la vida del
hombre.
Estamos cumpliendo cinco semanas comentando el capítulo sexto del evangelio de san Juan
que habla sobre la Eucaristía. Se trata del mayor de los signos que ya había sido
prefigurado desde Abraham en el año 1850 a.C.; en Moisés, como maná bajado del cielo, e
incluso como alimento para soportar las pruebas, en la vida del profeta Elías. ¡Esto sí es
maravilloso! El desconocimiento del evangelio es desconocimiento de Cristo.
twitter.com/jmotaolaurruchi