Comentario al evangelio del Viernes 31 de Agosto del 2012
Queridos amigos, paz y bien.
Hoy no hay memorias obligatorias, pero sí una parábola de Jesús que invita a la vigilancia: ¡Que viene
el esposo, salid a recibirlo! Casi nada. Vayamos por partes, comentando algunos aspectos.
Las vírgenes insensatas tenían "algo" de aceite. Habían hecho algunos preparativos, y por eso creyeron
que lo que habían hecho en el pasado era suficiente. No debemos "dormirnos en los laureles", sino que
es necesario tener la actitud de las vírgenes prudentes. Aquí surge una primera pregunta: ¿estás
confiando sólo en lo que has hecho en el pasado? ¿Vives de las rentas en lo que se refiere a la fe?
Las vírgenes prudentes, pienso, hicieron bien en no compartir su aceite. Es malo desvestir a un santo
para vestir a otro. Es que la preparación, como el pasaporte o el documento nacional de identidad, es
intransferible. Hay que estar alerta, no vale “arrimarse” a alguien que sí tiene aceite para que nos
llegue a todos. Y aquí la segunda pregunta: ¿estás preparado? ¿Estás preparándote cada día, con los
medios a tu alcance (oración, sacramentos, Biblia…)?
Las que no estaban preparadas no tuvieron una segunda oportunidad. Lloraron, clamaron, gritaron,
suplicaron, y todos los “ aron ” que queráis, pero… No pudieron entrar a la boda. A veces, el tren pasa
solo una vez.
Debemos ser constantes en la oración. Porque en la oración mantenemos una actitud de vigilia,
estamos alerta, preparados (o por lo menos lo intentamos). En la oración podemos revisar nuestra
relación con Cristo, mirar nuestra vida y confiar en Él. Se trata de mantener un estado de alerta
máxima, sin prisa, pero sin pausa. Conocerle más y más, para que Él nos conozca. "Velad, pues,
porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir."
Vuestro hermano en la fe,
Alejandro, C.M.F
Alejandro Carbajo Olea, cmf