Comentario al evangelio del Sábado 01 de Septiembre del 2012
Queridos amigos, paz y bien.
Después de la parábola de las vírgenes prudentes y necias, llega la parábola de los talentos. Ambas nos
hablan del Reino de Dios, y nos muestran cómo tienen que vivir los que esperan la venida del Señor,
pero con algunas diferencias. La parábola de las vírgenes recuerda la necesidad de estar preparado ; la
que es objeto de reflexión hoy, nos recuerda que es necesario ser productivo . Las vírgenes nos insisten
en la vigilancia ; los talentos, en las obras para el Señor.
También es importante recordar que cada uno tiene sus talentos. Todo lo que tenemos, habilidades,
oportunidades, en definitiva, nuestros talentos, nos son dados por Dios. Nosotros somos
administradores. Hay, por tanto, que ser muy fiel en el servicio de las cosas que Dios nos ha dado. El
día que tengamos que mirar a los ojos a Dios, cuando llegue nuestro momento, no se nos preguntará
sobre el número de talentos recibidos, sino que la pregunta irá relacionada con el uso de dichos
talentos: ¿has sido fiel en el uso de los talentos recibidos?
Alguno puede preguntarse: ¿Cuáles son mis talentos? Para cada uno, es diferente. Uno puede tener
cinco, otra persona, uno, y así sucesivamente. Cada uno, según su capacidad. Nadie puede decir que no
vale para nada. En las cosas de Dios, no hay inútiles
Es verdad que algunos talentos son más fáciles de ver, de usar y de poner al servicio de los demás.
Pero es verdad también que algunos talentos están ocultos, hasta que probamos a sacarlos a flote. ¿No
te has planteado nunca, por ejemplo, si podrías cantar en el coro, o dar algunos cursos de refuerzo en la
parroquia, si sabes matemáticas, o visitar a algún enfermo (seguro que el párroco lo agradece, y el
enfermo, más), en fin, cosas que no son demasiado difíciles, pero que alegran a los demás? Los
talentos dormidos, enterrados, no le gustan mucho al Señor. Es cuestión de tanteo y error. Quizá
puedes preguntar en tu grupo, en tu parroquia, en Cáritas, en qué se puede echar una mano.
El Señor de la parábola volvió después de muuuuuuuucho tiempo. Pero volvió. No fue algo inmediato
el regreso, pero tuvo lugar. En nuestro caso, el encuentro con Cristo también sucederá, antes o después.
¿Estás usando tus talentos como debes? ¿Estás preparado para dar cuenta? El que tenga oídos, que oiga
.
Vuestro hermano en la fe,
Alejandro, C.M.F.
Alejandro Carbajo Olea, cmf