EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Jueves de la vigésima semana del tiempo ordinario
Libro de Ezequiel 36,23-28.
Yo santificaré mi gran Nombre, profanado entre las naciones, profanado por
ustedes. Y las naciones sabrán que yo soy el Señor -oráculo del Señor- cuando
manifieste mi santidad a la vista de ellas, por medio de ustedes.
Yo los tomaré de entre las naciones, los reuniré de entre todos los países y los
llevaré a su propio suelo.
Los rociaré con agua pura, y ustedes quedarán purificados. Los purificaré de todas
sus impurezas y de todos sus ídolos.
Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de
su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne.
Infundiré mi espíritu en ustedes y haré que sigan mis preceptos, y que observen y
practiquen mis leyes.
Ustedes habitarán en la tierra que yo he dado a sus padres. Ustedes serán mi
Pueblo y yo seré su Dios.
Salmo 51(50),12-13.14-15.18-19.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
que tu espíritu generoso me sostenga:
yo enseñaré tu camino a los impíos
y los pecadores volverán a ti.
Los sacrificios no te satisfacen;
si ofrezco un holocausto, no lo aceptas:
mi sacrificio es un espíritu contrito,
tú no desprecias el corazón contrito y humillado.
Evangelio según San Mateo 22,1-14.
Jesús les habló otra vez en parábolas, diciendo:
"El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo.
Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a
ir.
De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: 'Mi
banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores
animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas'.
Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a
su negocio;
y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron.
Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos
homicidas e incendiaran su ciudad.
Luego dijo a sus servidores: 'El banquete nupcial está preparado, pero los invitados
no eran dignos de él.
Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren'.
Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron,
buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.
Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía
el traje de fiesta.
'Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?'. El otro permaneció
en silencio.
Entonces el rey dijo a los guardias: 'Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a
las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes'.
Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos".
comentario del Evangelio por
San Jacques de Saroug (v. 449-521), monje y obispo de Siria
Homilía sobre el velo de Moisés
“El Reino de los cielos se compara a un rey que celebra la boda de su hijo”
En este designio misterioso, el Padre había preparado una Esposa para su Hijo
único y se la presentó bajo la imagen de profecía... Moisés escribió en su libro que
"el hombre dejaría a su padre y a su madre para unirse a su mujer de modo que los
dos serían una sola carne" (Gn 2,24). El profeta Moisés nos habló en estos términos
del hombre y de la mujer para anunciar a Cristo y a su Iglesia. Con ojos
penetrantes de profeta, contempló a Cristo que se hacía uno con la Iglesia gracias
al misterio del agua: vio a Cristo atraer a la Iglesia desde su pecho virginal, y la
Iglesia atraer a Cristo por el agua del bautismo.
El Esposo y la Esposa se han unido totalmente de forma mística; he aquí
porqué Moisés, con la cara velada (Ex 34,33), contempló a Cristo y a la Iglesia;
llamó a uno "hombre" y a la otra "mujer", para evitar mostrar a los hebreos la
realidad en toda su claridad... El velo todavía debía cubrir este misterio por un
tiempo; nadie conocía el significado de esta gran imagen, ignoraban lo que
representaba.
Después de la celebración de las bodas, vino Pablo. Vio el velo extendido con
todo su esplendor, y lo levantó para revelar a Cristo y a su Esposa al mundo entero.
Mostró que eran ellos a los que Moisés había descrito en su visión profética.
Exultando de alegría divina, el apóstol proclamó: "es este un gran misterio" (Ef.
5,32). Reveló lo que representaba esta imagen velada, a la que el profeta llamó
hombre y mujer: "Lo sé, dice, es Cristo y su Iglesia que no son dos, sino una sola
carne" (Ef. 5,31).
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