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Día litúrgico: Lunes XXII del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Lc 4,16-30): En aquel tiempo, Jesús se fue a Nazaret,
donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de
sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta
Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu
del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena
Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los
ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor»
(…).
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
El bien común: el bien de todo el hombre para todos los hombres
Hoy, las palabras proféticamente anunciadas y concretamente cumplidas en
Jesucristo —según su propio testimonio— nos hablan de la necesidad de la gracia
(ayuda) de Dios para el bien del hombre. La Doctrina Social de la Iglesia ha
acuñado el concepto de "bien común", destacándolo como una exigencia moral para
el desarrollo de la humanidad.
No hay desarrollo pleno sin el bien espiritual y moral de las personas, consideradas
en su totalidad de alma y cuerpo. A la vez, en una sociedad en vías de
globalización, el bien común y el esfuerzo por él, han de abarcar necesariamente a
toda la familia humana, es decir, a la comunidad de los pueblos y naciones, dando
así forma de unidad y de paz a la "ciudad del hombre", y haciéndola en cierta
medida una anticipación que prefigura la ciudad de Dios sin barreras.
—Consecuentemente, la Doctrina Social de la Iglesia ha llegado a definir el "bien
común" como el "bien de todo el hombre para todos los hombres".
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