Lectio Divina: 22º Domingo De Tiempo Ordinario B
Autor: P. Chuno, C.M.
Ambientación:
Oración inicial
1. Lectio: ¿Qué dice el texto?
2. Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el texto?
3. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
4. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Oración final
LA PALABRA HOY: Deuteronomio 4,1-2.6-8; Salmo 14; Santiago 1,17-18.21-
22.27; Marcos 1-8.14-15.21-23
Ambientación: Cirio, Biblia sobre un corazón grande en cartulina, otros más
pequeños con los nombres de los participantes.
Cantos sugeridos: Danos un corazón
Ambientación:
La Palabra de Dios siempre es portadora de vida y liberación para el ser humano.
Jesús nos ofrece un mensaje que irá suavizando el egoísmo de nuestro corazón;
iremos viendo que no es la apariencia externa, lo que hagamos ante los demás, lo
que nos hace ser mejores, es nuestra actitud interior la que nos lleva a actuar con
justicia y a hacer el bien.
Pidamos hoy al Señor que podamos descubrir lo esencial del mensaje evangélico.
Oración inicial
Abre nuestra mente, Señor,
y purifica nuestro corazón:
Haz que desde su interior
brote constante el bien hacia todos.
Tú sabes lo que hay dentro de cada uno,
y Tú puedes renovar nuestra escucha
y nuestro cumplimiento.
Fortalece nuestra voluntad,
para que no nos conformemos
con invocar tu nombre,
sin practicar tus preceptos.
Y transforma nuestra fe
para que unida a nuestra vida
sea en todo momento
espejo vivo de la palabra escuchada.
AMÉN.
1. Lectio: ¿Qué dice el texto?
Marcos 1-8.14-15.21-23
Motivación: Con los problemas tan graves de nuestro mundo, es clara la invitación
de Jesús a no entretenernos en debates innecesarios y sí en buscar lo esencial de
una religiosidad que debe ser sincera, profunda y muy unida a los problemas reales
de nuestro tiempo, desde el inmenso amor que Dios tiene por la humanidad y que
nosotros debemos hacer presente. Escuchemos.
Forma de leerlo:
Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención
(sentados).
Preguntas para la lectura:
¿Qué molesta a los fariseos y a los letrados en la conducta de los discípulos?
¿Cómo les llama Jesús? ¿Qué actitud denuncia en ellos con el texto de Isaías?
Luego el Señor se dirige a la gente. ¿Qué les dice? ¿Qué hace impuro a las
personas? ¿Cuál es la raíz del mal?
Otros textos bíblicos para confrontar: Mt 15,1-20; Lc 11,38; Is 29,13
2. Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el texto?
Motivación: También nosotros estamos tentados de caer en una religiosidad ritual
y legalista, olvidándonos de que la fe es algo que debe agarrarnos por dentro. Por
eso es necesario que meditemos en torno a lo esencial, para descubrir de dónde
brota nuestra relación con Dios.
Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. ¿Te sientes
aludido en esta frase? ¿En qué sentido te hace reflexionar sobre tu relación con
Dios?
¿Qué valoro más en mi vida de fe: la conversión del corazón o el cumplimiento
exacto de devociones y tradiciones?
¿En qué momentos de nuestras vidas nos importa más la “apariencia”?
Evaluando lo que hay en nuestro corazón, ¿somos presencia de verdad, de justicia,
de solidaridad en el mundo? ¿o nos hemos contaminado las manos con su egoísmo,
engaño y superficialidad?
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra
reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.
3. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: De un corazón purificado por la Palabra puede brotar la oración
sincera y una relación con el Padre fundamentada no en ritos vacíos, sino en
actitudes que nacen de lo más profundo del ser humano.
Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra
oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias o
la súplica confiada.
Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo
(Salmo 14).
4. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: Hablando sobre la pureza de intención, San Vicente nos recuerda que
hemos de realizar nuestras acciones para agradar a Dios:
“Dios no se fija tanto en el exterior de nuestras acciones como en el grado de amor
y en la pureza de intención con que las hacemos. Las acciones pequeñas, hechas
por agradar a Dios, no están tan sujetas a la vana gloria como las otras acciones
más brillantes, que muchas veces se van en humos. En fin, si queremos agradar a
Dios en las acciones grandes, hemos de habituarnos a agradarle en las pequeñas.
(XI, 751)
De la abundancia del corazón habla la boca; de ordinario, las acciones exteriores
son un testimonio de lo interior; los que tienen verdadera caridad por dentro, la
demuestran por fuera. Es propio del fuego iluminar y calentar, y es propio del amor
respetar y complacer a la persona amada. (XI,556)
Compromiso:
Descubrir las actitudes fariseas que existen en mi relación con Dios, en mi vivencia
de la fe. Pedirle a Dios la gracia para purificar las intenciones de mi corazón.
Oración final
Señor Jesús,
Tú que siempre viviste la verdad,
que la anunciaste, porque Tú eres la verdad,
te pido que me ayudes a tener
una actitud y una disposición
de coherencia y transparencia
de rectitud y de nobleza en mi vida de fe,
para que busque vivir lo que me pides,
para que lo que creo no sea teoría sino vida,
que no sea rito sino actitud,
que no sea palabras sino gestos
de unión y comunión contigo,
para que dé a conocer mi fe en ti
con mi vida y mis palabras,
viviendo lo que creo,
siendo como Tú, actuando como Tú,
en una disposición continua de búsqueda,
de comunión e identificación contigo.
Que así sea.
Con permiso de somos.vicencianos.org