Sr. Cardenal Julio Terrazas Sandoval, CSsR
Arquidiócesis de Santa Cruz, Bolivia
Homilía de S.E. Cardenal Julio Terrazas Sandoval
XXII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
Catedral de Santa Cruz
Domingo 2 de septiembre de 2012.
Amados y queridos hermanos y hermanas:
Hermanos todos que están unidos a esta celebración en sus hogares, en los campos
y ciudades. Estacelebración que nos coloca frente a la responsabilidad
primera de nuestra fe: Alimentarnos, alimentarnos de la palabra de Dios ,
esa palabra que da vida, nos lleva al encuentro definitivo con el Padre, esa Palabra
que es luz en medio de tantas dificultades, esa Palabra que es justicia verdad, para
tantos que están buscando estas realidades.
Eso es lo que este mes nos pide la iglesia, no nos pide desempolvar la
Biblia, nos pide disposición y dejarnos atrapar por esa Palabra que nos da
la vida de Dios que nos conduce a tener un corazón y mente diferente a lo
que estamos usando día a día muchas veces mezclado con el mal, la insidia el
pecado.
Aquel que no sale al encuentro de la Palabra no está caminando, aquel que no
percibe que la Palabra lleva al amor de Dios y del hermano, aquel que no percibe
eso se queda vacío se queda con una fe de costumbres, fe de repetición estériles y
nosotros estamos llamados a aceptar la Palabra y aceptarla como una ley que nos
da libertad, no como leyes que se utilizan para callar y perseguir.
La ley de la libertad
Se resume en el antiguo testamento en lo preceptos de Dios, ahí está Moisés que
habla, escucha Israel: No se trata de aprender de memoria sino de percibir que es
una palabra viva que viene de Dios y quien escucha esta palabra viva escucha y
recuerda a quien la está diciendo.
Cuando nuestros padres nos dicen una palabra, cuando los amigos nos dicen una
palabra no la recordamos porque está escrita sino por el tono, la modalidad, la
oportunidad en que ha sido pronunciada.
Escucha Israel
Vamos a entregarte par que las pongas en práctica las normas que te da el Señor,
esa es la primera inquietud de nuestro Dios, nos entrega su mandamiento no
para tenerla guardad sino para practicarla porque practicando esa palabra se
adquiere la vida. Así va ir al encuentro de aquella promesa que Dios les hace con la
tierra prometida.
Escucha Bolivia hoy esta palabra que te va a dar vida en medio de tantos signos de
muerte, esta palabra que te va a dar esperanza de que lo malo no va a perseverar
para siempre. Esta palabra puede cambiar tu existencia en un testimonio claro de la
vida de Dios en medio de nosotros, pero no en una vida para encerrarla no una vida
para intoxicarla sino una vida que nos llevara a la tierra prometida que nos llevara
a una tierra de la verdad y de la vida la justicia la fraternidad.
No añadan ni quiten nada.
En medio de la multiplicación de normas y leyes que se hacen en todo el mundo y
de manera especial en nuestro país ¿Eso nos hace más sabios, nos hace una nación
más prudente, nos convierte en un ejemplo de convivencia y amor entre nosotros?
Es la pregunta tenemos que hacernos nosotros como miembros de esta
comunidad, de esta tierra, de esta nación y hacernos también como hermanos la
misma pregunta para que entre todos trabajemos a fin de que la sabiduría en vez
de las tonterías de cada día se imponga en nuestro caminar, a fin de que la
prudencia nos lleve no a condenar al otro sino a buscar los caminos de su salvación
para que entre todos podamos gozar realmente de esa libertad que el Señor nos ha
traído.
Nos anima el profeta a pensar en la cercanía de Dios, ese Dios que camina con
nosotros no un Dios lejano, esa es la envidia de las otras naciones. Es el Dios de la
vida y la vida abundante.
No añadan nada a la ley
El evangelio el Señor aclara de que lastimosamente ciertas costumbres, ciertas
leyes pasajeras hechas por los hombres ha comenzado a hacer que la ley
de Dios no se cumpla, la ley del Señor este arrinconada y nos dejemos
esclavizar por cosas que se hacen solamente de manera externa para
aparentar y parecer, sacarse la foto y armar espectáculos y que no tienen
nada que ver con la vida de Dios y la vida de nuestro pueblo.
Jesús tiene que clarificar porque él viene a dar plenitud en la ley para que no se
queden en las tablas de la ley sino que hagan testimonio claro en cada corazón en
cada conciencia humana.
No falta quienes dicen que si no hacemos esto o aquello no estamos construyendo
una patria para todos sino a lo mejor buscando disidencias para crear conflictos y
quedarnos enredados en ellos sin solución alguna.
El evangelista aclara: los fariseos y el pueblo judío habían hecho de lavarse las
manos una costumbre tan fuerte, una costumbre que impedía la libertad y además
distorsionaba hacía pensar mal, hacía pensar que aquel que no se lavaba las manos
estaba en pecado en contra de Dios.
Le pregunta a Jesús: porque tus discípulos no se lavan las manos antes de comer.
La misma pregunta se puede escuchar de otra manera hoy: porque tus discípulos
no acumulan piedras, porque tus discípulos no van con pequeñas estatuas a todos
lados.
La respuesta del Señor es clara y contundente, Él sabe que le preguntan algo que ni
ellos están convencidos pero lo hacen por hipocresía.
La ley de Dios es ley de libertad, de amor de entrega, de justicia y de paz.
Llama a todo el pueblo y dice: “Entiéndanlo bien”, –que palabras más lindas del
Señor, hoy también a nosotros que a veces nos quedamos en la cosas externas,
que nos engolosinamos con los grandes prodigios que se hacen a través de la
técnica y nos olvidamos del Señor, de su palabra y nos dejamos llevar por slogans
o criterios que son condenación para unos y liberación fatal de algunos de los
prejuicios que se siembran en el país.
No todo lo que entra en la persona mancha. Ahí está la sabiduría de Dios. No
todo lo que come el hombre mancha, lo que mancha lo que mata lo que vergüenza
es lo que sale del corazón lo que sale de adentro, es lo que tiene fuerza mortal.
Es de eso lo que hay que lavarse porque de ahí, del centro del corazón y la
conciencia del hombre vienen las mala intenciones, fornicaciones, los robos por más
sofisticados que se hagan aun por internet y otro medio, el robo es robo y mancha
el corazón la sociedad, y en una sociedad que se multiplican estos hechos se
convierte en un ambiente donde todo lo malo es bendecido y aplaudido.
Los homicidios manchan, en momentos en que acudimos a cada rato a
contemplar muertos por todos lados por cualquier causa o motivo,
muertos en calles, en concentraciones en aquellas protestas que se hacen
para esto o aquello. La muerte sembrada con tanta facilidad no es algo
impuesto de afuera sino que viene de un corazón podrido de un corazón
que no quiere convertirse a la vida de Dios.
Los adulterios, la avaricia, la maldad; es maldad que se disfraza de
promesas pasajeras, esa maldad que consiste en poner tropiezos y piedras
en el camino a los hermanos, esa maldad que no descansa ni duerme sin
hacer daño al prójimo, esa maldad que se generaliza es una maldad que
existe también hoy.
Los engaños las deshonestidades la envidia la difamación, también viene
de un corazón corrupto, de un corazón sin vida, de un corazón cadavérico
que no quiere vida sino muerte.
El orgullo, el desatino, son palabras que las dice el Señor para hacerle entender al
pueblo de Isarael.
Y mientras siga saliendo esto a borbotones y en cantidades
extraordinarias tenemos que temblar, tenemos que ponernos atentos,
estar lucidos para no dejarnos llevar por estas corrientes que van
canalizando por un lado y otro a fin de sofocar a quienes no quieren vivir
en esta servidumbre que tanto mancha y apalea la dignidad humana. Todas
estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre
Más tarde Santiago nos va recordar que todo lo bueno que viene de lo alto es para
nuestro bien todo aquello que el Señor nos manda es para que existamos como
personas nuevas no en la maldad y odio del pasado sino en la presencia de dios
que viene a traer su misericordia y amor si es que nosotros hacemos de nuestra fe
una extensión de amor al hermano; es la condición.
Santiago lo dice: ustedes han sido recreados por la Palabra. Ya no son hombres
viejos son nuevas creaturas.
Esta palabra de Dios ha entrado en ustedes para cambiarlos y transformarlos, esta
palabra de Dios no consiste solo en escucharla sino llevarla a la práctica y la
práctica más corriente para el cristiano tiene que ser allí donde la persona humana
está siendo privada de su dignidad, allí donde no se tienen las condiciones para
una vida justa, allí donde hay sufrimiento y dolor.
Santiago pone dos ejemplos muy claros: allí donde están los huérfanos y las viudas
que eran el símbolo del sufrimiento en ese tiempo.
Hoy tenemos que abrir los ojos, donde están esos signos que destruyen la dignidad
del hombre, en los discursos, las promesas, las realizaciones, las diversiones, en el
“no me importismo” de la verdad y la vida.
Creo que es importante que retómenos esto para tener una conciencia clara de lo
que nos toca vivir.
Hermanos y hermanas, esta palabra de Señor nos vuelve a recordar que es la ley
de nuestro Dios, en que consiste esa ley, nos vuelve a recordar que el Señor Jesús
ha venido a darle una amplitud grande, ya no es la ley escrita en tablas de piedra,
nuestra ley está escrita en el corazón y desde el corazón tenemos que ver donde el
hombre está sufriendo, donde la persona humana no es respetada y vamos a tener
la capacidad crítica de saber decir las cosas que no nos gusta con altura y de saber
decir las cosas que están bien, también reconociendo lo que se hace de bueno
pero jamás complicándonos donde se pronuncian palabras donde la mentira el odio
y la venganza se hace el pan de cada día.
Tenemos hechos que nos toca mirar con claridad. Esta iluminación nos tiene que
hacer ver que hay ciertas cosas que viene de lejos.
Por ejemplo, eso del racismo y la discriminación no es un invento de tres
medios de comunicación para arruinar la vida de los que están tranquilos,
eso viene de lejos, viene como parte casi constitutiva del ser de nuestros
pueblos donde el racismo y la discriminación han reinado, pero también
debemos constatar que todo esto se ha acrecentado, últimamente de
manera eufórica, de manera irracional para colocar los unos contra los
otros.
Nuestra Iglesia constantemente pide que demos pasos cualitativos en
nuestra fraternidad, que olvidemos todo aquello que nos puede hacer
enemigos y dejemos que el Dios de la misericordia nos reconcilie los unos
con los otros.
No habrá unidad ni paz en el país sino hacemos el esfuerzo de encontrar la
bendición de un Dios que quiere reconciliarnos, la severidad de las leyes no es
suficiente, la multiplicación de las cárceles tampoco es solución, lo que queremos es
hombres y mujeres nuevos capaces de aceptar esa vida intensa de entrega
solidaridad que dios nuestro padre nos comunica.
Ojala que en lugar de seguir multiplicando las cosas que nos separan seamos
capaces de poner al servicio de nuestra patria todas sus instituciones para que
entre todos busquemos que realmente nuestras manos trabajen por el bien de
todos y no pensemos que algunos no tienen manos porque no están con los
poderes del tiempo actual.
Tenemos un gesto que debemos valorarlo también a la luz de la Palabra. Lo
que ha hecho el gobierno de Chile con el indulto para esos hermanos
nuestros, creo que tiene que ser tomado en serio por nosotros. Hay mucha
gente que tiene la justicia retardada, hay mucho amontonamiento en
nuestras cárceles, una forma inhumana de vivir, por qué no pensar en
indulto, por qué no abrir las puertas a aquellos que tienen ganas de
reiniciar su vida por qué no extender este pensamiento de indulto a un
verdadero perdón a todos los que se han equivocado, porque no podemos
hablar de una amnistía que nos lleve a terminar con los abismos que
construimos para no encontrarnos con el otro y rellenar esos caminos de
odio para que reine la paz y la justicia para todos.
Queridos hermanos con esta Palabra de Dios vamos a celebrar esta jornada del
peatón. Invitamos a toda la iglesia para que salga y marche no solo unas horas sino
toda la vida, que lleve este mensaje a todos los pueblos y naciones con prontitud
porque está en juego la vida de los hombres y la vida de la creación.
Por eso es importante que amemos todo aquello que es búsqueda para que nadie
termine con la creación haciéndola objeto y no algo que pueda servir para todos.
Aquello que en Bolivia se pronuncia con tanto cariño: el Tipnis, tiene que hacerse
realidad es nuestra vida, en nuestras existencias en nuestra patria, no atravesar el
corazón matándolo sino atravesar los espacios de dolor de pobreza para llevarles
realmente aquello que dignifica a nuestros pueblos y hermanos y esta es una labro
que hay que realizar no solo en el Tipnis sino en los lugares donde se está
depredando la naturaleza humana. AMÉN.