Vivir la enfermedad inmerso en el amor de Cristo.
2012-09-05
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 4, 38-44
En aquel tiempo, Jesús salió de la sinagoga y entró en la casa de Simón. La suegra
de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron a Jesús que hiciera algo por ella.
Jesús, de pie junto a ella, mandó con energía a la fiebre, y la fiebre desapareció.
Ella se levantó enseguida y se puso a servirles.
Al meterse el sol, todos los que tenían enfermos se los llevaron a Jesús y Él,
imponiendo las manos sobre cada uno, los fue curando de sus enfermedades. De
muchos de ellos salían también demonios que gritaban: «¡Tú eres el Hijo de Dios!».
Pero Él les ordenaba enérgicamente que se callaran, porque sabían que Él era el
Mesías.
Al día siguiente se fue a un lugar solitario y la gente lo andaba buscando. Cuando lo
encontraron, quisieron retenerlo, para que no se alejara de ellos; pero Él les dijo:
«También tengo que anunciarles el Reino de Dios a las otras ciudades, pues para
eso he sido enviado». Y se fue a predicar en las sinagogas de Judea. Palabra del
Señor.
Oración introductoria
Señor, yo también estoy buscándote en mi interior. Ayúdame a ver qué es lo que
necesito cambiar para que aprecie y valore más tu presencia en mi vida. Yo
también estoy enfermo, te pido que en esta oración te dignes hacer algo por mí.
Creo en Ti, confío en Ti y te amo.
Petición
Jesús, dame la humildad para saber reconocer tu presencia en mi vida.
Meditación
Vivir la enfermedad inmerso en el amor de Cristo.
«El Evangelio nos presenta a Jesús que cura a los enfermos: primero a la suegra de
Simón Pedro, que estaba en cama con fiebre, y Él, tomándola de la mano, la sanó y
la levantó; y luego a todos los enfermos en Cafarnaún, probados en el cuerpo, en la
mente y en el espíritu; Él "curó a muchos... y expulsó muchos demonios". Los
cuatro evangelistas coinciden en testimoniar que la liberación de enfermedades y
padecimientos de cualquier tipo, constituían, junto con la predicación, la principal
actividad de Jesús en su vida pública. De hecho, las enfermedades son un signo de
la acción del mal en el mundo y en el hombre, mientras que las curaciones
demuestran que el Reino de Dios -y Dios mismo-, está cerca. Jesucristo vino para
vencer el mal desde la raíz, y las curaciones son un anticipo de su victoria, obtenida
con su muerte y resurrección» (Benedicto XVI, 5 de febrero de 2012).
Reflexión apostólica
«En la enfermedad y en la vejez, esfuércense por unir sus sufrimientos y
limitaciones al sacrificio redentor de Jesucristo y traten de vivir en paz y serenidad,
con espíritu de fe, aceptación y oblación de todo su ser al Señor» (Manual del
miembro del Movimiento Regnum Chrisit , n. 294).
Propósito
Consolar a una persona enferma, más que con palabras, con mi cercanía serena y
sincera.
Diálogo con Cristo
Señor, gracias por venir a mi casa en esta oración. Estoy agradecido por la atención
personal que me das, especialmente cuando estoy enfermo y necesitado de tu
gracia. Quiero corresponder rápidamente, como lo hizo la suegra de Pedro,
sirviendo con alegría y prontitud a todos mis hermanos. El mundo está enfermo,
muchos tienen una gran necesidad de Ti. Te ofrezco ser generoso y compartir la
fuerza de tu presencia en mi vida.
«Debemos luchar para levantar al caído, para ser misericordiosos con las almas que
tienen la desgracia de apartarse alguna vez del buen camino, debemos luchar para
saber siempre como el buen samaritano, curar las heridas que el dolor y el odio
vayan haciendo en el corazón de nuestros hermanos»
( Cristo al centro , n. 1448).