EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Lunes de la vigésima tercera semana del tiempo ordinario
Carta I de San Pablo a los Corintios 5,1-8.
Es cosa pública que se cometen entre ustedes actos deshonestos, como no se
encuentran ni siquiera entre los paganos, ¡a tal extremo que uno convive con la
mujer de su padre!
¡Y todavía se enorgullecen, en lugar de estar de duelo para que se expulse al que
cometió esa acción!
En lo que a mí respecta, estando ausente con el cuerpo pero presente con el
espíritu, ya lo he juzgado, como si yo mismo estuviera allí.
Es necesario que ustedes y yo nos reunamos espiritualmente, en el nombre y con el
poder de nuestro Señor Jesús,
para que este hombre sea entregado a Satanás: así se perderá su carne, pero se
salvará su espíritu en el Día del Señor.
¡No es como para gloriarse! ¿No saben que "un poco de levadura hace fermentar
toda la masa"?
Despójense de la vieja levadura, para ser una nueva masa, ya que ustedes mismos
son como el pan sin levadura. Porque Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Celebremos, entonces, nuestra Pascua, no con la vieja levadura de la malicia y la
perversidad, sino con los panes sin levadura de la pureza y la verdad.
Salmo 5,5-6.7.12.
Tú no eres un Dios que ama la maldad;
ningún impío será tu huésped,
ni los orgullosos podrán resistir
delante de tu mirada.
Tú detestas a los que hacen el mal
y destruyes a los mentirosos.
¡Al hombre sanguinario y traicionero
lo abomina el Señor!
Así se alegrarán los que en ti se refugian
y siempre cantarán jubilosos;
tú proteges a los que aman tu Nombre,
y ellos se llenarán de gozo.
Evangelio según San Lucas 6,6-11.
Otro sábado, entró en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había allí un hombre que
tenía la mano derecha paralizada.
Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si curaba en
sábado, porque querían encontrar algo de qué acusarlo.
Pero Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano
paralizada: "Levántate y quédate de pie delante de todos". El se levantó y
permaneció de pie.
Luego les dijo: "Yo les pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal,
salvar una vida o perderla?".
Y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre: "Extiende tu mano". El la extendió
y su mano quedó curada.
Pero ellos se enfurecieron, y deliberaban entre sí para ver qué podían hacer contra
Jesús.
Comentario del Evangelio por :
Meliton de Sardes (hacia 195) obispo
Homilía pascual
“El Señor me ayuda, por eso soportaba los ultrajes, por eso endurecí mi
rostro como el pedernal, sabiendo que no quedaré defraudado. Mi defensor
está cerca ¿quién me quiere denunciar?” (Is 50, 7-8)
Cristo era Dios y se revistió de la condición humana. Sufrió por el que sufre,
fue arrestado por el que es vencido, fue juzgado por el que es condenado y fue
enterrado por quien es enterrado, y resucita de entre los muertos. Os anuncia estas
palabras: “quién me quiere denunciar? Comparezcamos juntos!” (Is 50,8) Soy yo
quien libera al condenado, soy yo quien resucita a los muertos, yo quien saco del
sepulcro. ¿Quién me replica? Soy yo, dice Cristo, soy yo quien he abolido la muerte,
quien ha vencido al enemigo, quien ha pisado el infierno y ligado al maligno(cf Lc
11,22). Yo he exaltado al hombre más allá de los cielos, yo, Cristo.
“Venid, pues, todos los pueblos de los hombres que estáis metidos en el mal,
recibid el perdón de vuestros pecados. Yo soy vuestro perdón, yo soy la Pascua de
la salvación, yo soy el cordero inmolado por vosotros, o soy el agua que os purifica,
yo soy vuestra luz, yo vuestro Salvador, vuestra resurrección, vuestro rey. Os llevo
conmigo al cielo, os mostraré al Padre celestial, os resucitaré con mi derecha.”
Este es el que hizo el cielo y la tierra, que formó al hombre al inicio de la
creación, que se anunció en la Ley y los profetas, el que tomó carne de la Virgen,
que fue colgado en un madero, puesto en un sepulcro y resucitó de entre los
muertos, que está sentado a la derecha del Padre y tiene poder de juzgarlo todo y
de salvar todo. Por él, el Padre creó todo lo que existe desde los orígenes hasta la
eternidad. El es el alfa y la omega, el principio y el fin, él es el Cristo... A él la gloria
y el poder por los siglos. Amén.
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