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Día litúrgico: Miércoles XXIII del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Lc 6,20-26): En aquel tiempo, Jesús alzando los ojos hacia
sus discípulos, decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de
Dios. Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados.
Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis. Bienaventurados seréis
cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro
nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de
gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo ().
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
Las "Bienaventuranzas", paradojas del cristiano
Hoy, Jesús llama repetidas veces "bienaventurados" a sus discípulos. Las
"Bienaventuranzas" son palabras de promesa, que sirven al mismo tiempo como
orientación moral. Cada "bienaventuranza" describe, por así decirlo, la situación
fáctica de los discípulos de Cristo: son pobres, están hambrientos, lloran, son
odiados, perseguidos... Son como "calificaciones" prácticas, pero también
indicaciones teológico-morales.
A pesar de la situación de amenaza en que Jesús ve a los suyos, ésta se convierte
en promesa cuando se la mira con la luz que viene del Padre. Para el discípulo, las
"Bienaventuranzas" son una paradoja: se invierten los criterios del mundo apenas
se ven las cosas desde la escala de valores de Dios. Las "Bienaventuranzas" son
promesas en las que resplandece la nueva imagen del mundo y del hombre que
Jesús inaugura, y en las que "se invierten los valores".
—Cuando "miro" a través de ti, Señor, entonces vivo con nuevos criterios, empiezo
a "tocar" algo de lo que está por venir (el Cielo) y entra la alegría en la tribulación.
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