“REFLEXIONES PASTORALES ASAMBLEA 2012” (II)
Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
para el vigésimo cuarto domingo durante el año
(16 de septiembre de 2012)
“Camino Evangelizador en la Diócesis”
Exposición del obispo en la Asamblea 2012
Es así como vivimos nuestro Sínodo y sus orientaciones pastorales, de donde salieron cinco temáticas,
seleccionadas por el Pueblo de Dios. Las dos primeras ligadas al discipulado y a la misión. Por eso no
las ponemos en el trabajo operativo, pero sí transversalmente, la formación y la misión son los dos
primeros temas del Sínodo, son transversales a todo nuestro accionar. En coincidencia con Aparecida,
que ese mismo año subrayaba que en América Latina, si nosotros queremos evangelizar, tendremos
que acentuar esto del discipulado y la misión.
Los otros tres temas, jóvenes, laicos y familia, fueron elegidos por nuestro Pueblo de Dios. Esto no
fue una decisión solitaria. El hablar de jóvenes, familias y laicos fue el resultado de lo que se consultó,
lo que se trabajó en el Sínodo, fruto de la oración y reflexión y de un camino que se vino realizando.
Cada dos años estamos evaluando el trabajo en nuestras parroquias, en nuestros movimientos, en
nuestras comunidades educativas y en la vida consagrada. Estos tres temas impregnan nuestras
acciones, por eso están focalizados aquí, por eso esta Asamblea está evaluando lo que hicimos y
veremos cómo vamos a seguir profundizando en esta temática porque según pasan los años, nosotros
también queremos profundizar en aquello que señalamos como objetivo para los próximos años de
evangelización.
En estos años tomamos algunas iniciativas para formar cauces pastorales, porque sino vivimos en la
dispersión. Hay cauces que venimos trabajando, como esto de las orientaciones pastorales, de las
asambleas (jóvenes, laicos, familia). Hay otros cauces que forman parte de iniciativas necesarias y son
claves para la proyección evangelizadora. Un cauce es el tema de las vocaciones y el Seminario,
porque la Iglesia no puede evangelizar sin sacerdotes. El que hayamos, desde el año 2002-2003,
armado nuestro Seminario Mayor, no es fruto de la casualidad. Es un cauce. La mies es mucha y los
operarios pocos y para esta mies, para este gran Pueblo de Dios que tenemos, hacen falta sacerdotes.
Así que, cuando rezamos por las vocaciones religiosas y sacerdotales, por nuestro Seminario Santo
Cura de Ars, estamos poniendo un cauce que es indispensable y forma parte del trabajo que venimos
realizando. Fruto de ello es que en estos diez años que está por cumplir el Seminario Mayor hay ocho
sacerdotes ordenados y dos por ordenarse. Es una gracia de Dios.
Otro cauce de la Diócesis es el de la memoria. Hemos querido desde un principio no olvidarnos de la
memoria de nuestra tierra colorada, de Misiones. Desde un principio hemos tomado Loreto como un
lugar de la memoria, que tiene mucha significación en nuestra Diócesis. Porque aquí hubo una historia
de evangelización, nosotros no somos los que la iniciamos. Son siglos de evangelización. Por
consiguiente, el Centro de Espiritualidad que estamos trabajando desde distintos ángulos está ligado a
un cauce evangelizador en nuestra Diócesis.
Tenemos mucho por hacer. Fíjense: cuando miramos parroquias que tienen 50 mil habitantes con dos
sacerdotes, cuando tenemos movimientos que requieren del acompañamiento de asesores, cuando las
escuelas reclaman la presencia de los curas… Tenemos muchos, muchos desafíos por delante, pero
vamos tratando de consolidarlos. De hecho, tenemos dos sacerdotes que están estudiando en Roma.
Los enviamos también como una tarea misionera pues hace falta consolidar la formación. Además
contamos con doce sacerdotes que están terminando su profesorado en Filosofía en el Instituto
Montoya. Forma parte de una consolidación para mejorar nuestras respuestas en lo que hace a la
formación.
Existen otros logros como por ejemplo el hecho de muchas respuestas de nuestro laicado formándose
en diferentes instancias: Escuelas Básicas, el Instituto de Teología y Pastoral, el Posgrado en
Educación Sexual Integral que se realiza en el Instituto Montoya desde hace algunos años, con muchos
docentes formándose y que van impregnando las estructuras educativas de la Diócesis. Esta formación
docente tiene un sentido amplio porque muchos educadores que se forman allí, trabajan en escuelas de
gestión estatal. Estas respuestas, son signos de esperanza que tenemos que consolidar.
¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!
Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas