Lectio Divina: 24º Domingo De Tiempo Ordinario B
Autor: P. Chuno, C.M.
Ambientación:
Oración inicial
1. Lectio: ¿Qué dice el texto?
2. Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el texto?
3. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
4. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Oración final
LA PALABRA HOY: Isaías 50,5-10; Salmo 114; Santiago 2,14-18; Marcos
8,27-35
Ambientación: Al centro: una cruz y un cirio, alrededor huellas de cartulina
con los nombres de los participantes.
Cantos sugeridos: Jesús te seguiré; Te sigo a ti
Ambientación:
El Evangelio de este domingo inicia una intensa instrucción a los discípulos. Jesús
ha desvelado poco a poco su verdadero rostro. Es el Mesías. Pero su mesianismo
pasa por el sufrimiento, la condena y la muerte. Y este camino de cruz hay que
recorrerlo. Creer es aceptar un compromiso vital que lleva a dar incluso la vida por
seguir al Señor.
Oración inicial
Señor Jesús,
así como Tú te diste a conocer
revelándonos tu identidad,
así como te manifestaste
dándote a conocer como el Señor,
como el Dios con nosotros,
como el Mesías esperado,
de la misma manera Señor,
ayúdanos a conocerte cada vez más,
sintiendo y experimentando
que Tú eres el Dios vivo y verdadero,
el prometido y el esperado
y así te tengamos como sentido de la vida,
porque eres nuestro Dios y Señor,
Aquel que da sentido a todo lo que somos,
a todo lo que esperamos y buscamos,
porque Tú eres el que nos das plenitud en ti,
dándonos vida y salvación.
Que así sea.
1. Lectio: ¿Qué dice el texto?
Marcos 8,27-35
Motivación: Mientras la multitud sigue sin identificar a Jesús, los discípulos dan un
paso adelante al confesar que es el Mesías. Todo está listo para iniciar el camino
hacia Jerusalén, pero Jesús les advierte sobre las exigencias: compartir el camino
de su pasión, dar la vida por la causa del Reino, optar por la vida antes que por el
egoísmo del mundo. Escuchemos.
Forma de leerlo:
Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención
(sentados).
Preguntas para la lectura:
¿Qué pregunta Jesús a los discípulos? ¿Qué responden?
¿Cuál fue la respuesta de Pedro? ¿Cómo reacciona Jesús ante la confesión de fe de
Pedro?
La respuesta provoca una enseñanza. ¿Cuál es la enseñanza de Jesús? ¿Qué
novedad aporta?
¿Cómo reacciona Pedro ante esta enseñanza? ¿Con qué palabras le dice Jesús que
vuelva a su lugar de discípulo?
¿Cuál es el camino que marca Jesús a partir de ahora?
Otros textos bíblicos para confrontar: Mt 16,13-26; Lc 9,18-27; Mc 1,34; Mt 21,42.
2. Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el texto?
Motivación: Cuando el discípulo carga su cruz, es el mismo Cristo crucificado que
se hace presente en su dolor, en su cansancio, en su fracaso. De esta manera, la
cruz que tenemos se convierte en una experiencia de amor, el amor más grande
que puede vivir un ser humano.
Jesús pregunta a sus discípulos “quién dice la gente que soy yo”: Para el mundo de
hoy, ¿quién es Jesús?
¿Acepto el misterio pascual que implica cruz y resurrección en mi vida? ¿En qué se
ve?
¿En qué situaciones de mi vida no he aceptado la realidad del sufrimiento y de la
muerte? ¿Me rebelo contra Dios? ¿De qué forma?
Pedro quiso enseñar a Jesús a ser Mesías y el Señor le colocó en su lugar,
haciéndolo ver que él debía imitar lo que Él hacía y no al revés. ¿Qué importancia
doy a las enseñanzas del Señor?
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra
reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.
3. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: Jesús ha dado un sentido nuevo al camino del seguimiento. A partir de
ahora sabemos, como Pedro, que seguirle no es sólo adherirse a un proyecto, sino
sobre todo identificarse con Cristo, llegando incluso hasta la cruz.
Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra
oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias o
la súplica confiada.
Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo.
4. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: En efecto, esta preocupación por vivir, este miedo a sufrir y esta
debilidad de algunos que ponen todo su espíritu, capaz de cosas buenas, en el
cuidado de su pobre vida, son un obstáculo para el servicio de Dios. Esos no tienen
libertad para seguir a Jesucristo. Somos sus discípulos, pero él nos encuentra
encadenados como esclavos. ¿A qué? A un poco de salud, a un remedio imaginario,
a una enfermería en la que no falte nada, a una casa que nos guste, a un paseo
que nos distraiga, a un descanso muy parecido a la pereza…El apego a la vida
busca enseguida pretextos. Es una participación de Dios, se dirá; hay que
conservarla. Sí, pero es el amor propio el que desea mantenerse; por eso nuestro
Señor dijo: “El que salve su vida la perderá”, y en otro lugar añade que no es
posible hacer un acto de amor mayor que el de dar la vida por un amigo. ¿Y no es
Dios nuestro amigo? ¿No lo es el prójimo? ¿No seríamos indignos de gozar del ser
que Dios nos da, si nos negásemos a darlo por unos motivos tan dignos?
Ciertamente, sabiendo que hemos recibido nuestra vida de su mano generosa,
cometeríamos una injusticia si no la gastásemos según sus designios. (XI,520-521)
Compromiso:
Esta semana: contemplar el misterio de la cruz como máxima del amor de Dios.
Enriquecer la vida de fe con la entrega cotidiana.
Oración final
Señor Jesús, Tú el Cristo,
el Mesías, el prometido, el esperado,
el Dios con nosotros, el Emmanuel,
Dios vivo y verdadero,
Dios hecho hombre,
crucificado y resucitado,
que has venido a darnos vida,
con tu vida en la cruz,
derrama tu amor en nosotros,
para que te conozcamos vivencialmente
y te sigamos, imitándote,
amando como Tú,
viviendo como Tú,
dando la vida como Tú,
encontrando en ti
el sentido de todo lo que somos y hacemos.
Que así sea
Con permiso de somos.vicencianos.org