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Día litúrgico: Sábado XXIV del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Lc 8,4-15): En aquel tiempo, habiéndose congregado
mucha gente, y viniendo a Él de todas las ciudades, dijo en parábola: «Salió un
sembrador a sembrar su simiente; y al sembrar, una parte cayó a lo largo del
camino, fue pisada, y las aves del cielo se la comieron; otra cayó sobre piedra, y
después de brotar, se secó, por no tener humedad; otra cayó en medio de abrojos,
y creciendo con ella los abrojos, la ahogaron. Y otra cayó en tierra buena, y
creciendo dio fruto centuplicado». Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para
oír, que oiga».
Le preguntaban sus discípulos qué significaba esta parábola, y Él dijo: «A vosotros
se os ha dado el conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás sólo en
parábolas, para que viendo, no vean y, oyendo, no entiendan ().
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
Desde la Cruz, Dios nos "abre los ojos y los oídos"
Hoy, oída la "Parábola del sembrador", los discípulos preguntan al Maestro por su
significado. A través de una respuesta enigmática, les dice por qué habla en
parábolas a la gente. En el núcleo de esa respuesta se encuentran unas palabras
casi irónicas, inspiradas en Isaías.
El profeta había "fracasado" porque su mensaje no era "políticamente correcto".
Pero, a través de este mismo fracaso, sus palabras resultaron eficaces. Es el mismo
destino de Jesucristo: la Cruz, de la cual brota una gran fecundidad. Ahí la
"Parábola del sembrador" es muy ilustrativa. El tiempo de Jesús es el tiempo de la
semilla y de la siembra. Jesús mismo es el grano que, "fracasando" en la Cruz,
morirá dando mucho fruto. Siendo elevado en la Cruz —tal como había predicho—
atraería a todos hacia Él.
—Jesús, contigo el "fracaso" de los profetas aparece bajo otra luz: tu Cruz es el
modo de conseguir que todos los ojos y oídos se abran a Dios.
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