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Día litúrgico: Domingo XXV (B) del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Mc 9,30-37): En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos
pasaban por Galilea, pero Él no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus
discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los
hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará ().
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
Jesús, el "Siervo de Dios", anuncia su pasión
Hoy, llegamos al segundo de los tres preanuncios de la pasión que jalonan la subida
de Jesús hacia Jerusalén. A esta enseñanza del Señor, ¡siempre!, sigue la
resistencia de los discípulos. Jesús los (nos) corrige: el ascenso a Dios se produce
precisamente en el descenso del servicio humilde, en el descenso del amor.
Dios mismo, en Jesucristo, se manifiesta en ese descenso: no hizo alarde de su
condición divina, sino que, despojándose de su rango, tomó la condición de esclavo,
hasta someterse a la "muerte de cruz" (cf. Flp 2,6-9). Los anuncios de la pasión
encuentran su culminación en la explicación que sigue al último de ellos: "El Hijo
del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en
rescate por todos" (Mc 10,45).
—Jesús es el "siervo" de Dios que padece y muere, tal como el profeta Isaías había
previsto en sus cantos. El "servir" es la verdadera forma de reinar, y nos deja
presentir algo de cómo Dios es "Señor".
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