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S ER NIÑOS , PARA SER GRANDES
25 º D OMINGO DEL T IEMPO O RDINARIO (M C 9,30-37)
23 DE SEPTIEMBRE DE 2012
El evangelio de Marcos está compuesto como un diario de viaje, según se sube a
Jerusalén. Allí en el camino suceden todas las cosas: palabras y hechos del Maestro que
se van proponiendo a aquellos discípulos. El texto evangélico de este domingo siempre
me ha parecido impresionante por esa especie de doble escenario en el que Marcos
presenta la subida de Jesús a Jerusalén. La narracin de Marcos nos ha ido dando
suficientes datos de palabras y de hechos de Jesús, como para imaginarnos el bienestar
que suponía para aquellos primeros discípulos el hecho de pertenecer a esa compaía
incipiente del Maestro.
Sus ojos, acostumbrados a la rutina cotidiana de una vida vulgar transcurrida entre
los afanes de un pueblo pequeo y las fatigas del bregar de redes, se había visto
sorprendida por este Jesús que habla bien, que hace el bien, que está en la boca de
todos y en la necesidad de tantos... Y nada menos que ellos, han sido llamados
personalmente por su nombre para acompaar a tan insigne Personaje. Estaban de
enhorabuena.
Pero no acaban de entender el viaje de fondo de su Maestro. Digamos que
disfrutan en cada estacin, se envalentonan en cada parada del camino, justamente
cuando el Maestro habla, cuando cura, cuando hace milagros. Pero la parada termina,
y el camino continúa, y ¿a dnde vamos ahora cuando aquí hay “tajo”? Entonces va
Jesús y les vuelve a decir delicadamente: “El Hijo del hombre va a ser entregado en
manos de los hombres, y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará”
(Mc 9,31). La reaccin que provocaba en ellos estas graves palabras, queda
magistralmente dibujada en el breve apunte de Marcos: “Ellos no entendían aquello, y
les daba miedo preguntarle” (Mc 9,32).
Al llegar a Cafarnaún, Jesús les hará una curiosa pregunta: por el camino veníais
un poco alterados, ¿de qué discutíais? Pero ellos, extraamente, no quisieron contestar,
Corrada del Obispo 1. 33003 Oviedo
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como quien lleno de sonrojo ha sido sorprendido en una torpeza demasiado mezquina.
Y quedaron efectivamente mudos... de vergüenza, pues no venían comentado las
palabras de su Maestro, sino que por el contrario se habían estado repartiendo su
pretensin: cuál de ellos era el más importante.
Humanamente hablando, era una situacin desalentadora para Jesús: Él
anunciando su muerte, su entrega suprema por un supremo amor, y ellos repartiéndose
la cartera, el gobierno, la canonjía, la prebenda, la túnica sagrada. Jesús adoptará una
actitud comprensiva llena de misericordia, y les explicará en qué consiste la
“importancia” a la que ellos deben aspirar: ¿veis un nio? pues así vosotros. No vayáis de
“trepa” por la vida, sed sencillos, acogedores, sed pequeos. Slo a ellos se les revela el
verdadero sentido de la vida, los secretos del Reino de Dios, slo ellos son los
verdaderamente grandes.
Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
Corrada del Obispo 1. 33003 Oviedo