EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Martes de la vigésima quinta semana del tiempo ordinario
Libro de los Proverbios 21,1-6.10-13.
El corazón del rey es una corriente de agua en manos del Señor: él lo dirige hacia
donde quiere.
Al hombre le parece que todo su camino es recto, pero el Señor pesa los corazones.
Practicar la justicia y el derecho agrada al Señor más que los sacrificios.
Los ojos altaneros, el corazón arrogante, la luz de los malvados: todo eso es
pecado.
Los proyectos del hombre laborioso son pura ganancia, el que se precipita acaba en
la indigencia.
Tesoros adquiridos con engaños son ilusión fugaz de los que buscan la muerte.
El alma del malvado desea el mal, él no se apiada de su prójimo.
El simple se hace sabio cuando se castiga al insolente, y asimila la ciencia cuando
se instruye al sabio.
El justo observa la casa del malvado, y precipita en la desgracia a los malos.
El que cierra los oídos al clamor del débil llamará y no se le responderá.
Salmo 119(118),1.27.30.34.35.44.
Felices los que van por un camino intachable,
los que siguen la ley del Señor,
Instrúyeme en el camino de tus leyes,
y yo meditaré tus maravillas.
Elegí el camino de la verdad,
puse tus decretos delante de mí.
Instrúyeme, para que observe tu ley
y la cumpla de todo corazón.
Condúceme por la senda de tus mandamientos,
porque en ella tengo puesta mi alegría.
Yo cumpliré fielmente tu ley:
lo haré siempre, eternamente.
Evangelio según San Lucas 8,19-21.
Su madre y sus hermanos fueron a verlo, pero no pudieron acercarse a causa de la
multitud.
Entonces le anunciaron a Jesús: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y
quieren verte".
Pero él les respondió: "Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra
de Dios y la practican".
Comentario del Evangelio por:
Papa Benedicto XVI
Discurso del 26/02/2009 al clero diocesano de Roma (trad. © copyright
Libreria Editrice Vaticana)
“Mi madre y mis hermanos, son aquellos que escuchan la palabra de Dios y
la cumplen”
María es la mujer de la escucha. Lo vemos en el encuentro con el ángel y lo
volvemos a ver en todas las escenas de su vida, desde las bodas de Caná hasta la
cruz y hasta el día de Pentecostés... En el momento del anuncio del ángel podemos
ver ya la actitud de escucha, una escucha verdadera, una escucha dispuesta a
interiorizar: no dice simplemente "sí", sino que asimila la Palabra, acoge en sí la
Palabra. Y después sigue la verdadera obediencia, como una Palabra ya
interiorizada, es decir, transformada en Palabra en mí y para mí,... Así la Palabra se
convierte en encarnación.
Lo mismo vemos en el Magníficat. Sabemos que es un texto entretejido con
palabras del Antiguo Testamento. Vemos que María es realmente una mujer de
escucha, que en el corazón conocía la Escritura. No sólo conocía algunos textos;
estaba tan identificada con la Palabra, que en su corazón y en sus labios las
palabras del Antiguo Testamento se transforman, sintetizadas, en un canto. Vemos
que su vida estaba realmente penetrada por la Palabra; había entrado en la
Palabra, la había asimilado; así en ella se había convertido en vida,
transformándose luego de nuevo en Palabra de alabanza y de anuncio de la
grandeza de Dios...
Es evidente que la Virgen es palabra de la escucha, palabra silenciosa, pero
también palabra de alabanza, de anuncio, porque en la escucha la Palabra se hace
de nuevo carne, y así se transforma en presencia de la grandeza de Dios.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”