XXVI Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Intruducción a la semana
El Espíritu está a favor de todos; por tanto está fuera de lugar pretender siquiera
monopolizarlo y controlarlo. Moisés, en la primera lectura del domingo no se
manifestó celoso del poder del Espíritu y bien que se alegró el que actuara más
allá del entorno de sus colaboradores. Santiago clama contra los ricos de su
tiempo con un estilo similar al de los antiguos profetas. Y Jesús sentencia sobre
el escándalo de los pequeños, los débiles, los pobres, los ignorantes y los niños,
y nos recuerda que su seguimiento tiene que ser de verdad, nada de medias
tintas.
Amén de las memorias de los santos que nos trae la primera semana de octubre,
destacan por su singularidad las Témporas, otrora tiempo de ayuno al comienzo
de cada una de las estaciones del año, y hoy celebración polivalente para la
penitencia, la petición y la gratitud. Sin por ello silenciar a Teresa del Niño Jesús,
que desde lo escondido misionó como pocos, y al encantador enamorado de la
Dama Pobreza, Francisco de Asís, referente siempre de frescura y verdad en el
seguimiento de Jesús. Una y otro son exponentes de la variada belleza de la
gracia.
El singular libro de Job será el material del que se surta la primera lectura de la
eucaristía de esta semana. Ante nosotros desfilará la puesta a prueba de su
religiosidad desinteresada, lamentos por su contraria fortuna, expresiones que
hablan de una vida sin sentido ante la aparente arbitrariedad divina, Job con su
propia soledad al ser abandonado de cercanos y de Dios, la respuesta de Dios
que habla de su sabiduría y, por último, la rehabilitación de Job que ha visto al
Señor al que sólo conocía de oídas.
Lucas nos acompañará toda esta semana con variados argumentos: debate
discipular sobre quién será el más importante, la constatación de que en
Samaría rechazan a Jesús, diversas disposiciones sobre el seguimiento del
Maestro, el envío de los setenta y dos (número simbólico de las naciones
paganas), las diatribas contras las ciudades que no desearon acoger la Palabra
y, concluyendo la semana, el gozo al regresar los discípulos de la misión.
En cualquier caso, el Reino de Dios está cerca de todos y cada uno de sus hijos.
Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de San Jacinto (Sevilla)
Con permiso de dominicos.org