Ciclo B. XXVI Domingo del Tiempo Ordinario
Pedro Guillén Goñi, C.M.
El texto que nos presenta el evangelio de hoy no contiene unidad temática
aparente. Habrá que centrarse en algunos rasgos o frases característicos para
analizar lo que el Señor nos quiere manifestar.
“El que no está contra nosotros está a favor nuestro” (Mc. 9, 40). En esta frase
destacamos la contundencia del Señor y su radicalidad para enfrentarse a las
fuerzas del mal y para tomar partido a favor del bien. Normalmente la opción de los
grandes valores del Reino: la justicia, la paz, la verdad, el amor… implican tomar
decisiones y opciones serias que implican una radicalidad profunda de nuestra vida
en la palabra y en la acción que no siempre se hace por cobardía, dudas, exigencia
y coherencia personal… El Señor nos pide más claridad y más coherencia en
nuestras convicciones de fe y en nuestra forma de actuar en la vida.
“El que les dé un vaso de agua porque siguen al Mesías, les aseguro que no
quedará sin recompensa” Mc. 9, 41). Jesús se dirige a Jerusalén para dar su vida y
se da cuenta que los detalles pequeños, los gestos de cada día, son muy necesarios
a los ojos de los hombres y muy reconocidos por Dios. Nuevamente el Señor apela
a la sensibilidad del corazón, espíritu de solidaridad y servicio para abrirse paso a
las necesidades de los demás.
El escándalo que se pueda dar a los más pequeños y sus consecuencias forma parte
también del texto evangélico. Los “pequeños” son los débiles, los sencillos. Jesús no
puede permitir un tipo de comportamiento de abuso y discriminación y el escándalo
nos lleva a favorecer el tropiezo y el mal ejemplo para los demás. Hablar con
radicalidad sobre la mano, el ojo o el pie, cuando no se usan adecuadamente, nos
lleva a entender la finalidad de cada miembro de nuestro cuerpo. La mano es
expresión del dar, de la amistad pero también se utiliza para robar y golpear. El ojo
es expresión de la mirada cercana a Dios, a las personas, a la vida pero también
hay ojos de ira y de odio. El pie es el signo de la itinerancia, del seguimiento al
Señor como discípulos pero también puede usarse para andar por el camino del mal
y del libertinaje.
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)