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Día litúrgico: Sábado XXVII del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Lc 11,27-28): En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba,
sucedió que una mujer de entre la gente alzó la voz, y dijo: «¡Dichoso el seno que
te llevó y los pechos que te criaron!». Pero Él dijo: «Dichosos más bien los que
oyen la Palabra de Dios y la guardan».
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
Los "itinerarios" de la oración
Hoy, Jesús nos muestra los "itinerarios" de la oración. Ser hombre significa
esencialmente "relación con Dios", y, por tanto, hablar con Él y escucharle. Nuestra
oración puede y debe brotar de nuestro corazón, pero siempre necesitamos del
apoyo de las oraciones vocales recibidas de la tradición piadosa (particularmente,
los "Salmos").
En efecto, sin estas ayudas para la oración, nuestra plegaria personal se hace
subjetiva y termina por reflejar más a nosotros que al Dios vivo. ¡Es fundamental
oír y guardar su Palabra! Normalmente, el pensamiento se adelanta a la palabra
(primero tenemos una idea y, después, buscamos la palabra para expresarla). Pero
en la oración litúrgica en general, sucede al revés: la palabra, la voz, nos precede,
y nuestro espíritu tiene que adaptarse dócilmente a ella.
—Señor, los hombres por nosotros mismos no sabemos pedir lo que conviene. Por
eso, Tú has venido en nuestra ayuda y con las palabras de oración que nos has
dejado podemos conocerte poco a poco y ponernos en camino hacia ti.
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