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Día litúrgico: Lunes XXVIII del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Lc 11,29-32): En aquel tiempo, habiéndose reunido la
gente alrededor de Jesús, Él comenzó a decir: «Esta generación es una generación
malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque,
así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta
generación ().
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
Humildad (los "dolientes" aprenden a ver)
Hoy todavía los hay que —en nombre de la "objetividad" del saber— pretenden de
Dios "un signo". La raíz de esta equivocada exigencia no es otra que el egoísmo, un
corazón impuro, que únicamente espera de Dios el éxito personal, la ayuda
necesaria para absolutizar el propio yo ("yo Le puedo medir"). Esta forma de
religiosidad representa el rechazo fundamental de la conversión ("Él debe ser mi
medida").
La humildad del silencio —¡Job!— es muy importante como primer paso en la
sabiduría. Resulta sorprendente que las quejas contra Dios sólo en un mínima parte
procedan de los dolientes de este mundo; mayormente provienen de "espectadores
saturados" que nunca han sufrido. ¡Los dolientes han aprendido a ver! En este
mundo, la alabanza sale de los "hornos" donde tantos se abrasan: el relato de los
"tres jóvenes" en el horno encendido contiene una verdad más profunda que la que
se expresa en los tratados eruditos.
—Jesús, ¡cuántas veces pedimos un signo y nos cerramos a la conversión! ¡La Cruz
es el signo!
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