EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Viernes de la vigésima sexta semana del tiempo ordinario
Libro de Job 38,1.12-21.40,3-5.
El Señor respondió a Job desde la tempestad, diciendo:
¿Has mandado una vez en tu vida a la mañana, le has indicado su puesto a la
aurora,
para que tome a la tierra por los bordes y sean sacudidos de ella los malvados?
Ella adquiere forma como la arcilla bajo el sello y se tiñe lo mismo que un vestido:
entonces, a los malvados se los priva de su luz y se quiebra el brazo que se alzaba.
¿Has penetrado hasta las fuentes del mar y has caminado por el fondo del océano?
¿Se te han abierto las Puertas de la Muerte y has visto las Puertas de la Sombra?
¿Abarcas con tu inteligencia la extensión de la tierra? Indícalo, si es que sabes todo
esto.
¿Por dónde se va adonde habita la luz y dónde está la morada de las tinieblas,
para que puedas guiarla hasta su dominio y mostrarle el camino de su casa?
¡Seguro que lo sabes, porque ya habías nacido y es muy grande el número de tus
días!
Y Job respondió al Señor:
¡Soy tan poca cosa! ¿Qué puedo responderte? Me taparé la boca con la mano.
Hablé una vez, y no lo voy a repetir; una segunda vez, y ya no insistiré.
Salmo 139(138),1-3.7-8.9-10.13-14ab.
Del maestro de coro. De David. Salmo.
Señor, tú me sondeas y me conoces
tú sabes si me siento o me levanto;
de lejos percibes lo que pienso,
te das cuenta si camino o si descanso,
y todos mis pasos te son familiares.
¿A dónde iré para estar lejos de tu espíritu?
¿A dónde huiré de tu presencia?
Si subo al cielo, allí estás tú;
si me tiendo en el Abismo, estás presente.
Si tomara las alas de la aurora
y fuera a habitar en los confines del mar,
también allí me llevaría tu mano
y me sostendría tu derecha.
Tú creaste mis entrañas,
me plasmaste en el seno de mi madre:
te doy gracias porque fui formado
de manera tan admirable.
¡Qué maravillosas son tus obras!
Tú conocías hasta el fondo de mi alma
Evangelio según San Lucas 10,13-16.
¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran
hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían
convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza.
Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que
ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás
precipitada hasta el infierno.
El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me
rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió".
Comentario del Evangelio por :
Beato John Henry Newman (1801-1890), teólogo, fundador del Oratorio en
Inglaterra
Sermón "Cristo ocultado del mundo", Sermones parroquiales, vol. 4
sermón 16
“Quien os escucha a vosotros, a mí me escucha; quien os rechaza a
vosotros, a mí me rechaza.” (Lc 9,16)
La Iglesia es llamada cuerpo de Cristo. Ella es lo que era el cuerpo de Cristo
en su vida mortal. Es el instrumento de su poder divino. A ella nos debemos acercar
para obtener la gracia. A través de ella se enciende la cólera de Dios cuando es
insultada. Pero ¿qué es la Iglesia sino una entidad humilde que provoca a veces el
insulto y la impiedad entre los hombres que no viven según la fe? Es un "vaso de
arcilla" (2Co 4,7)...
Sabemos que los mejores de sus ministros son personas imperfectas y
falibles, sometidas a las pasiones al igual que sus hermanos. Y no obstante, de ellos
Cristo ha dicho, hablando de sus apóstoles y de los sesenta y dos discípulos, (a los
que los ministros actuales no son inferiores en cuanto a sus cargos): “Quien os
escucha a vosotros, a mí me escucha; quien os rechaza a vosotros, a mí me
rechaza, y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.” (cf Jn 13,20)
Más aun, Cristo ha convertido a los pobres, a los débiles y afligidos en
testimonios y agentes de su presencia. También aquí nos puede acechar la
tentación de pasar de largo o tratarlos con irreverencia. Lo que era Cristo, lo son
también sus discípulos en este mundo. Como su condición frágil y escondida
incitaba a los hombres a insultarlo y a maltratarlo, así las mismas características de
sus discípulos llevan a los hombres a insultarlos ahora. En todas las épocas, pues,
está Cristo presente en este mundo, no menos visible ahora que durante su vida
terrena.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”