Comentario al evangelio del Miércoles 10 de Octubre del 2012
Queridos amigos y amigas:
Pablo se siente legítimo apóstol de los gentiles. La Iglesia de Jerusalén (Santiago, Juan y Pedro) así se
lo han confirmado. Esta es la carta de legitimación de que su predicación es auténtica, frente a las
tendencia judaizantes que querían someter a los cristianos gentiles a las prescripciones judías. Pablo
pone en evidencia uno de los grandes conflictos que tuvo la Iglesia de los primeros tiempos, y que
estuvo a punto de escindir la Iglesia. Al final la unidad se mantuvo, no sin dolor, renuncia y diálogo en
la búsqueda de la voluntad de Dios allí donde Dios se nos muestra.
En el evangelio Jesús nos enseña la oración del Padrenuestro. Es la respuesta a la inquietud de sus
discípulos por la oración: “Señor, enséñanos a orar”. Es la oración fundamental, es decir la que nos
lleva a fondo de nuestra fe, a nuestra experiencia filial. El Padrenuestro es un maravilloso y sencillo
mapa para viajar al centro. En la versión de Lucas, nos lleva al centro a través de cuatro peticiones
esenciales: el reino, el pan, el perdón, la preservación de la tentación. Jesús ora porque necesita viajar
al centro de su experiencia filial, porque necesita respirar el cariño de su Abbá. Jesús es el gran experto
del "viaje al centro". Y, desde el centro, se conecta con todos y con todo. Sé que estas expresiones
pueden malentenderse en tiempos en que hemos hablado, más bien, de la necesidad de viajar la
periferia. No hay contradicción. Aquí el "centro" no significa el ámbito del poder sino el núcleo de la
persona, su corazón. Viajar al centro es viajar al santuario de nuestra identidad, en el que descubrimos
a Dios, nos descubrimos a nosotros mismos de un modo nuevo, nos vinculamos a los demás en la raíz
y nos insertamos en el mundo. Por eso orar es como respirar.
J.A.C.