Comentario al evangelio del Jueves 18 de Octubre del 2012
Queridos amigos y amigas:
Después de celebrar a Teresa de Jesús y a Ignacio de Antioquia, hoy celebramos a San Lucas. De su
persona sabemos muy pocas cosas, pero nos ha quedado una obra maravillosa en dos partes: el tercer
evangelio (dedicado al tiempo de Jesús) y los Hechos de los Apóstoles (dedicados al tiempo del
Espíritu, que es el tiempo de la iglesia). Leyendo esta obra se pueden adivinar algunas cosas de este
cristiano culto y perseverante. Hay dos que me llaman la atención: el "principio misericordia" y el
"principio camino".
Es imposible que Lucas tuviera mal carácter. El Jesús que él nos transmite es el rostro visible de un
Dios misericordioso. Sólo Lucas nos transmite, por ejemplo, las parábolas del buen samaritano y del
hijo pródigo. Sólo Lucas nos transmite algunos rasgos de María, la madre de Jesús, que caen también
dentro del "principio misericordia". Su manera de entender y transmitir el evangelio de Jesús conecta
bien con los hombres y mujeres de nuestro tiempo, a menudo heridos en el camino que "baja de
Jerusalén a Jericó", o pródigos que han emigrado de la casa paterna, o discípulos desalentados que
huyen de Jerusalén y buscan refugio en su Emaús de siempre.
El "principio camino" se advierte en su evangelio (que está concebido como un camino que va de
Galilea a Jerusalén) y en el libro de los Hechos (que está también concebido como un camino que parte
de Jerusalén y expande el evangelio por Judea, Samaría y hasta los confines de la tierra). Pero, más allá
de este primer significado "geográfico", el camino es una concepción de la vida cristiana, una manera
de entender el seguimiento de Jesús como proceso de configuración con él. También esto conecta con
nuestra sensibilidad moderna. Hoy, que somos tan conscientes de nuestros límites, nos alegra saber que
no podemos con "todo" el evangelio en "todo" momento, pero que podemos ir dando pasos cada día,
que podemos colocarnos junto al grupo de hombres y de mujeres que iban poniendo sus pies sobre las
huellas dejadas por el Maestro.
Fernando González