XXVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO B
Fidelidad en el matrimonio
La Palabra: “Al principio Dios los creó hombre y mujer” (evangelio).
1. El evangelio deja bien claro que hombre y mujer tienen la misma dignidad como
personas. No es tolerable un machismo que ya existía en la sociedad judía donde
vivió Jesús de Nazaret: el hombre podía despedir a su mujer por cualquier causa,
mientras la mujer no tenía ningún derecho. Es el machismo que también clava sus
garras en la sociedad cubana. Una lacra que debemos superar si realmente
creemos en la dignidad de la persona humana.
2. Según el relato bíblico de los orígenes, hombre y mujer están llamados a
complementarse, ¿qué haríamos en un mundo solo con hombres o solo con
mujeres? Así lo decía la leyenda: la mujer había sido hecha de la costilla del
hombre y ella sola podía llenar el vacío dejado. Hombre y mujer necesitamos un
espacio de soledad para ser nosotros mismos; pero también necesitamos, para no
ahogarnos, relacionarnos con el otro. Y en esa relación el amor es decisivo. Sigue
teniendo actualidad el librito de Erich Fromm, El arte de amar.
3. La intención profunda del amor es la comunión y la eternidad. Eso vienen a decir
los enamorados con palabras y promesas que desde fuera suenan a utopía. Esa
intención profunda va madurando en la fidelidad que se puede romper cada día y
en cada momento debe ser actualizada. Ser fiel a su pareja, transparente, sin doble
vida, saliendo una y otra vez de la propia tierra para escuchar al otro, respetarle y
ayudarle a crecer. No se identifica con la indisolubilidad canónica ni solo con vivir
bajo el mismo techo. Es tarea personal muy delicada inspirada siempre en la
intención del amor que todo lo cree y todo lo espera.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net