Acostumbrar al corazón a reconocer a Dios.
2012-10-19
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 12, 1-7
En aquel tiempo, la multitud rodeaba a Jesús en tan gran número, que se
atropellaban unos a otros. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos:
«Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir, de la hipocresía. Porque no hay
nada oculto que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse.
Por eso, todo lo que ustedes hayan dicho en la oscuridad, se dirá a plena luz, y lo
que hayan dicho en voz baja y en privado, se proclamará desde las azoteas.
Yo les digo a ustedes, amigos míos: no teman a aquellos que matan el cuerpo y
después ya no pueden hacer nada más. Les voy a decir a quién han de temer:
teman a aquel que, después de darles muerte, los puede arrojar al lugar de castigo.
Se lo repito: a él sí tienen que temerlo.
¿No se venden cinco pajarillos por dos monedas? Sin embargo, ni de uno solo de
ellos se olvida Dios; y por lo que a ustedes toca, todos los cabellos de su cabeza
están contados. No teman, pues, porque ustedes valen mucho más que todos los
pajarillos». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor Jesús, qué gran consuelo y seguridad me da hoy tu Palabra. Te ofrezco esta
oración, que suplico ilumines con tu presencia, para ver todo como venido de tu
mano amorosa. Ayúdame a caminar por la senda de una fe viva, operante y
luminosa.
Petición
Señor, ante las dificultades del día de hoy, que sepa decir con sinceridad: «Jesús,
en Ti confío».
Meditación
Acostumbrar al corazón a reconocer a Dios.
«El secreto de la vocación está en la capacidad y en la alegría de distinguir,
escuchar y seguir su voz. Pero para hacer esto, es necesario acostumbrar nuestro
corazón a reconocer al Señor, a sentirle como una Persona que está cerca de mí y
me ama. Como dije esta mañana, es importante aprender a vivir momentos de
silencio interior en el día a día para ser capaces de escuchar la voz del Señor. Estad
seguros de que si uno aprende a escuchar esta voz y a seguirla con generosidad,
no tiene miedo de nada, sabe y siente que Dios está con él, con ella, que es Amigo,
Padre y Hermano. Dicho en una palabra: el secreto de la vocación está en la
relación con Dios, en la oración que crece precisamente en el silencio interior, en la
capacidad de escuchar que Dios está cerca. Y esto es verdad tanto antes de la
decisión, en el momento, es decir, de decidir y de partir, como después, si se
quiere ser fieles y perseverar en el camino» (Benedicto XVI, 4 de julio de 2010).
Reflexión apostólica
«La primera convicción fundamental corresponde a la verdad de Dios que Jesucristo
nos ha revelado: la de un Padre providente y amoroso, muy cercano e interesado
en nuestro bien» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 136).
Propósito
Visitaré con fe, amor y frecuencia a Cristo en la Eucaristía.
Diálogo con Cristo
Gracias, Jesús, por tu amor y por este momento de oración. Conoces mi debilidad y
cobardía ante las dificultades que hoy tendré que afrontar. Me preocupa el sacrificio
que haré y me inquieta saber que los resultados pueden ser contrarios a lo que
espero. Ayúdame a darme cuenta que Tú te harás cargo de cada minuto y detalle
de este día y que todo lo bueno que resulte, será consecuencia de tu Providencia.
«Piensa que es Dios quien fecunda tu trabajo. Sin Dios, todo nuestro trabajo será
como una campana sin badajo: se agita, pero no suena. Recuerda las palabras del
Evangelio: “Sin mí, nada podéis hacer”»
(Cristo al centro, n. 157).