XXIX Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Padre Julio Gonzalez Carretti
VIERNES
Lecturas bíblicas
a.- Ef. 4, 1-6: Un solo cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo.
b.- Lc. 12, 54-59: ¿Cómo no sabéis interpretar el tiempo presente?
Este un evangelio, donde se destaca, la sabiduría del labrador, respecto al tiempo
de las lluvias, los vientos y el calor; en cambio, el tiempo del que habla Jesús es
otro, y que también posee sus señales: el pueblo acude en masa a escuchar a
Jesús, puesto que habla como profeta en nombre de Dios, con autoridad, los
demonios son expulsados de las vidas de los hombres, se obran curaciones
magníficas. Si bien el pueblo, sabe predecir lo que sucederá con el tiempo y las
cosechas, sin embargo, no es capaz de discernir cuando se trata de Jesús y la
salvación que trae a los hombres. En el fondo, la acusación de Jesús es de
hipocresía, porque saben interpretar el tiempo material, pero se desentienden a la
hora de discernir el tiempo presente, los tiempos del Mesías, tiempo de decidir; no
quieren convertirse, sino que seguir como si nada estuviera aconteciendo. Su
voluntad es nula, para juzgar el tiempo de la salvación, que ha llegado. Los signos,
se refieren a Jesús, su obra de predicación y llamada a la conversión, porque el
Reino de Dios está entre nosotros. La Iglesia quiere hoy, como siempre, pero más
en esta hora dialogar con el mundo, ofrecer el evangelio al hombre de nuestro
tiempo. El Espíritu de Dios, que sigue hablando por medio de los profetas, como
ayer, habla a través de los signos de los tiempos, señales que revelan su presencia
salvadora, y la acción de su reino entre los hombres. De esta forma, la Iglesia debe
escrutar estos signos de los tiempos, y señales para responder con el evangelio a
los interrogantes, aspiraciones y esperanzas de la sociedad (GS 4). Es deber de
todo cristiano, discernir a la luz de la fe, los acontecimientos del devenir humano, lo
que sucede día a día en nuestra sociedad, lo que se vive, llevarlo a la oración e
integrarlo a la dinámica del Reino de Dios, que sigue actuando entre nosotros, por
medio de la acción de tantas instituciones, grupos de hombres y mujeres cristianos
a favor de los más pobres, de la vida, contra el aborto, de los enfermos de toda
clase, niños, jóvenes, ancianos etc. Si se vive, la Eucaristía dominical con realismo
cristiano, el compromiso de fe y social nace como fruto de haber estado con Cristo
Jesús y a su luz discernir el paso de las horas y tiempos.
Santa Teresa de Jesús, sabe de buenos y malos tiempos, pero ella vive en Dios y
por ello saborea eternidad en su vida. “Otras veces me da gran pena haber de
comer y dormir, y ver que yo, más que nadie, no lo puedo dejar; hágolo por servir
a Dios, y así se lo ofrezco. Todo el tiempo me parece breve y que me falta para
rezar, porque de estar sola nunca me cansaría. Siempre tengo deseo de tener
tiempo para leer, porque a esto he sido muy aficionada. Leo muy poco, porque en
tomando el libro me recojo en contentándome, y así se va la lección en oración, y
es poco, porque tengo muchas ocupaciones, y aunque buenas, no me dan el
contento que me daría esto y así ando siempre deseando tiempo, y esto me hace
serme todo desabrido, según creo, ver que no se hace lo que quiero y deseo.”
(Relaciones 1,7).