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Día litúrgico: Domingo XXIX (B) del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Mc 10,35-45): En aquel tiempo, En aquel tiempo, Santiago
y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercan a Jesús y le dijeron: «Maestro, queremos,
nos concedas () que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu
izquierda (). Jesús, llamándoles, les dice: Sabéis que los que son tenidos como
jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las
oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera
llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el
primero entre vosotros, será esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha
venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
La libertad tiene un "precio"
Hoy, mientras los Apóstoles "discuten", Jesús se ofrece. De hecho, en la historia de
la humanidad podemos distinguir entre aquellos que han "pagado menos" por su
libertad (sirviéndose abusivamente de los demás) y aquellos que han "pagado más"
por su libertad" (sirviendo pacientemente a los demás). Dios, infinitamente libre en
Sí, realmente, ha pagado mucho por la libertad de todos.
El hombre que entiende la libertad como el simplemente hacer lo que quiere, vive
en la mentira, pues por su propia naturaleza forma parte de una "reciprocidad", su
libertad es una libertad que debe compartir con los otros. Tras la pretensión de ser
enteramente libre, sin un "de dónde" y un "para", se esconde no una imagen de
Dios, sino una imagen idolátrica.
—El Dios real es, por su esencia, un total "Ser-para" (el Padre), "Ser-desde" (el
Hijo) y "Ser-con" (el Espíritu Santo). Ahora bien, el hombre es precisamente
imagen y semejanza de Dios porque el "desde", el "con" y el "para" constituyen la
figura antropológica fundamental.
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