“OFRECE SU VIDA EN SACRIFICIO DE REPARACIÓN”, “LA VOLUNTAD DEL SEOR
SE CUMPLIRÁ POR MEDIO DE L”, “MI SERVIDOR JUSTO JUSTIFICARÁ A
MUCHOS”, “SEOR, QUE DESCIENDA TU AMOR SOBRE NOSOTROS”, “L FUE
SOMETIDO A LAS MISMAS PRUEBAS QUE NOSOTROS, A EXCEPCIÓN DEL PECADO”,
“¿PUEDEN BEBER EL CÁLIZ QUE YO BEBER”, “EL QUE QUIERA SER GRANDE, QUE
SE HAGA SERVIDOR DE USTEDES; Y EL QUE QUIERA SER EL PRIMERO, QUE SE
HAGA SERVIDOR DE TODOS”
Reflexión desde las Lecturas del Domingo XXIX Ciclo B
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. SERVIR Y DAR LA VIDA
El texto de este Evangelio del domingo vigésimo noveno, Mc 10,35-45, es un ejemplo más del
contraste entre la actitud de Jesús y la de los discípulos. Frente a la búsqueda de gloria humana por
parte de los discípulos, Jesús aparece una vez más como el “Siervo” que da su vida en rescate por
todos. Y su gloria consiste precisamente en justificar a una multitud inmensa “Mi Servidor justo
justificará a muchos y cargará sobre sí las faltas de ellos”. (Primera Lectura Is 53,10-11). Para
moderar las ansias de grandeza de los discípulos Jesús ante todo exhibe su conducta y su estilo; más
que muchas explicaciones, les pone ante los ojos el camino que él mismo sigue: del mismo modo, el
que quiera ser realmente grande y primero no tiene otro camino que hacerse siervo y esclavo de todos.
La actitud de Jesús es normativa para la comunidad cristiana. Ejercer la autoridad no es tiranizar, sino
servir y dar la vida.
Como en tantos otros pasajes, Jesús corrige a sus discípulos sus ideas excesivamente terrenas, sobre
todo en su afán de poder y dominio. Apuntados al seguimiento de Jesús, el Maestro, también nosotros
hemos de dejarnos corregir en nuestra mentalidad no evangélica. La Iglesia, comunidad de los
seguidores de Jesús, no es una sociedad o institución cualquiera: el estilo de Jesús es radicalmente
distinto al del mundo.
Frente a las pretensiones de grandeza, de superioridad e incluso de dominio sobre los demás, Jesús
propone el modelo de su propia vida: la única grandeza es la de servir. Esto es lo que Él ha hecho: El
eterno e infinito Hijo de Dios se ha convertido voluntariamente en esclavo andrajoso –y hace falta
entender todo el realismo de la palabra, lo que era un esclavo en tiempos de Jesús: alguien que no
contaba, que no tenía ningún derecho, que vivía degradado y humillado–, en esclavo de todos, y ha
ocupado en último lugar.
Pero Jesús no es sólo un esclavo, con todo lo que tiene de humillante; es “el Siervo de Yahvé”, que ha
cargado con todos los crímenes y pecados de la humanidad, que se ha hecho esclavo para liberar a los
que eran esclavos del pecado. Su servicio no es insignificante. Su servicio consiste en dar la vida en
rescate por todos. Y nosotros, apuntados a la escuela de Jesús, somos llamados a seguirle por el mismo
camino: hacernos esclavos de todos y dar la vida en expiación por todos, para que todo hombre
oprimido por el pecado llegue a ser realmente libre.
2. PRIMERA LECTURA
El mensaje del siervo del Señor consiste en que su figura tiende un puente entre la humillación y la
exaltación. Concentra en sí toda la historia de la salvación, que saca al hombre de servidumbre y lo
sitúa en vida plena. El Señor se revela en ese movimiento, tanto en su origen como en su meta. La
oración del inocente tiene audiencia; es mediación atendida, salvadora; servicio infinito a la humanidad
en servidumbre.
LECTURA DEL LIBRO DE ISAÍAS Is 53, 10-11
El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento. Si ofrece su vida en sacrificio de reparación, verá su
descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá por medio de él. A causa de
tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado. Mi Servidor justo justificará a muchos y
cargará sobre sí las faltas de ellos.
Palabra de Dios
3. ISAÍAS Y LOS CÁNTICOS DEL SIERVO DE YAHVÉ.
El nombre de Isaías (en hebreo Yesa'yahu) significa etimolgicamente “Dios salva,” y parece reflejar
simblicamente la misin de “salvacin” del gran profeta escritor. La idea central de la predicación
isaiana es la de la “santidad” de Dios, que exige también una atmsfera de “santidad” en el pueblo
elegido. Por eso, el título que enfáticamente da el profeta a Yahvé es del “Santo de Israel.” Toda su
vida fue consagrada a esta misin de preparar al pueblo espiritualmente para que fuera “santo,” en
consonancia con las exigencias de la “santidad” divina. Y su labor no slo se limit a la predicacin en
el pueblo, sino que tuvo intervenciones solemnes, como consejero, en los momentos críticos de la vida
política de Judá.
El párrafo que nos trae la Liturgia de hoy, en síntesis, es parte del mensaje teológico y espiritual del
“Cuarto canto del Siervo de Yahvé. Este titulo honorifico en la Biblia se refiere a un hombre
previamente elegido por el Señor para instrumento de su obra de salvación. Para la exégesis cristiana
estos fragmentos, que giran en torno a un misterioso personaje llamado Siervo de Yahvé, constituyen
la culminación de la revelación mesiánica en el Antiguo Testamento. Ninguna otra profecía lleva el
sello de lo divino y de lo paradójico como estas del Siervo de Yahvé. En la literatura profética y
salmódica es corriente presentar al Mesías como dominador material, omnipotente, al modo de los
antiguos conquistadores orientales entronizado y tratando a sus súbditos como el alfarero a sus tornos.
En las profecías suele haber, al lado de una concepción moral grandiosa al anunciar un Rey que
implanta un reinado de justicia y de equidad, un ropaje literario nacionalista, que es, sin duda, un
tributo a la mentalidad del Antiguo Testamento del ambiente histórico. En cambio, en estos cánticos
sobre el Siervo de Yahvé nos encontramos un horizonte totalmente nuevo e inesperado, ya que el
futuro Mesías se presenta con los caracteres de modestia, humildad, mansedumbre, y con un porte que
suscita el desprecio en los que le contemplan, y, sobre todo, triunfa por la muerte después de haber
cumplido una misión de predicación a todas las gentes y a su pueblo en particular. Es más, sus
sufrimientos y muerte misma tienen un carácter expiatorio, de satisfacción delegada por los demás,
concepto que es una verdadera isla en el Antiguo Testamento.
4. GRACIAS A LAS TRIBULACIONES SUFRIDAS, EL SIERVO VERA EL FRUTO DE
ELLAS
Todos sus sufrimientos no son sino expresión de la voluntad de Dios, pues le había escogido para
expiar los pecados de muchos y en orden a su reconciliación con Dios. Por el hecho de haber ofrecido
su vida en sacrificio por el pecado; “El Seor quiso aplastarlo con el sufrimiento. Si ofrece su vida
en sacrificio de reparacin”, Dios le bendecirá y le otorgará una descendencia numerosa, “verá su
descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Seor se cumplirá por medio de él” , y así los
designios de Dios se cumplirán (el deseo de Yahvé prosperará en sus manos) por su intervención; el
deseo o designio del Señor es el plan de nuestra salvación, la justificación y reconciliación de los
hombres con Dios.
A causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado. Esto es, gracias a las
tribulaciones sufridas, el Siervo vera el fruto de ellas, es decir, las muchedumbres (Is 53, 12), que serán
el botín de su pasión, conquistadas para Dios, y se saciará de su conocimiento, sentirá una profunda
satisfacción al conocer el fruto de sus humillaciones y sufrimientos. En el supuesto de la exégesis
católica de que se trata aquí del Mesías Jesús, muerto y glorificado, la explicación es sencilla, ya que
Cristo, al entrar en el cielo victorioso, aparece aureolado, según el Apocalipsis, del trofeo de su
victoria, los redimidos del pecado, los ciudadanos de la nueva Jerusalén, la Iglesia triunfante. Porque el
Justo, mi Siervo, justificará a muchos; “Mi Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí las
faltas de ellos , reconciliándolos con Dios por haber cargado con las iniquidades de ellos. Los
sufrimientos del Siervo han aplacado la ira divina, y su fruto será un ejército innumerable de
rescatados, es decir su botín será tan grande que dividirá la presa con los poderosos ; “Por eso yo le
daré por parte suya muchedumbres, y dividirá la presa con los poderosos por haberse entregado a la
muerte y haber sido contado entre los pecadores, llevando sobre sí los pecados de muchos e
intercediendo por los pecadores”. (Is 53,12); expresión proverbial para indicar una gran
victoria (“Mejor es humillar el corazón con los humildes que partir con los soberbios los despojos”
Prov 16:19). Y todo esto después de haber sido entregado a la muerte, figurando como malhechor,
para expiar por los pecadores. San Pablo nos dirá que Cristo se hizo “pecado” para expiar por nuestros
pecados (2 Cor 5:21). Es el mejor comentario a la frase del poema del Siervo de Yahvé. Los Santos
Padres han considerado todo este cántico como un quinto evangelio, ya que encuentra su pleno
paralelo y cumplimiento en los relatos de la pasión de Jesucristo.
5. SALMO, DIOS, CREADOR DEL UNIVERSO Y PROTECTOR DE LOS FIELES.
Este salmo es un poema y un himno a la omnipotencia y justicia del Señor. Se canta el señorío de Dios
sobre el universo como Creador y su fidelidad hacia su pueblo elegido, Israel, y a los que le son fieles.
En este sentido, la composición es como una justificación de la exhortación a alegrarse en el Señor.
El estilo majestuoso y solemne de los primeros versos, “Aclamen, justos, al Seor”, es una gran
invitacin a alabar al Seor, por eso sigue; “Alaben al Seor con la citara, ensálcelo con el arpa de diez
cuerdas, cántenles un cántico nuevo, etc. y luego viene el verso de la Liturgia de hoy , “La palabra del
Señor es recta y él obra siempre con lealtad; él ama la justicia y el derecho, y la tierra está llena de
su amor “, todo esto porque Él es digno de especial alabanza y confianza: por sus atributos morales,
por su misericordia y su protección ante la muerte. “Los ojos del Seor están fijos sobre sus fieles,
sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte”
La Liturgia de este domingo, solo ha tomado algunos versos de este Salmo, por lo que les invito a
rezarlo en alguna oportunidad con toda sus estructura, a fin de apreciar su simetría, junto a la bella y
notable distribución de las ideas, así de esta forma, darse cuenta del estilo majestuoso y solemne que
nos hace el poeta para alabar al Señor, en los versos 1 al 3, la profesión de confianza en Dios de los
versos 20 al 22, tanto por sus atributos morales, versos 4 al 5, como por su omnipotencia creadora de
los versos 6 al 9, por su providencia de los versos 10 al 11, por la elección de Israel, versos 12 al 15,
del que es Protector, versos 16 al 19.
Sal 32, 4-5. 18-20. 22
R. Señor, que descienda tu amor sobre nosotros.
La palabra del Señores recta y Él obra siempre con lealtad; El ama la justicia y el derecho, y la
tierra está llena de su amor. R.
Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar
sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.
Nuestra alma espera en el Señor: Él es nuestra ayuda y nuestro escudo. Señor, que tu amor
descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en ti. R.
6. SEÑOR, QUE DESCIENDA TU AMOR SOBRE NOSOTROS.
“Porque la palabra del Seor es recta y él obra siempre con lealtad; él ama la justicia y el derecho, y
la tierra está llena de su amor”. El salmista se refiere a términos como la “palabra”, con el deseo de
celebrar la palabra creadora de Dios, la “lealtad” porque admira la nobleza de Dios, la “justicia”,
porque reconoce a un Dios ecuánime y el “Amor”, porque el siente y conoce el cario y la amistad de
su Dios con el y todo su pueblo. Es así entonces que canta con alegría: “Porque la palabra del Seor
es recta y él obra siempre con lealtad; él ama la justicia y el derecho, y la tierra está llena de su
amor ”. Todo ellos porque tiene la confianza que el Seor es fiel a su palabra, y todas sus acciones
llevan el sello de la verdad y de la fidelidad a sus promesas de protección a los justos y cumplidores de
su Ley. Toda su providencia está gobernada por las exigencias de la justicia y del derecho, que es la
aplicación de aquélla en cada acto, es así como toda la tierra rebosa de la bondad y piedad del Señor.
“Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar
sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia”. El salmista nos habla de cómo el
Señor mira a sus amigos, a los fieles, “Los ojos del Seor están fijos sobre sus fieles”, frecuentemente
agobiados y al borde del peligro de muerte, los estimula a tener esperanza en el Señor de que Él nos los
abandonará y tampoco permitirá que se hundan en el abismo de la desgracia, refiriéndose a los que
“esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de
indigencia”. Por tanto, el salmo pasa a ser una llamada de fe y esperanza en el Seor que se compadece
de la debilidad de los hombres.
La omnipotencia divina está al servicio del justo, objeto de sus complacencias; por eso, en las horas de
la adversidad y de la miseria, los libra de la muerte violenta y los mantiene y los sustenta en la
necesidad. “sustentarlos en el tiempo de indigencia”.
“Nuestra alma espera en el Señor: Él es nuestra ayuda y nuestro escudo. Señor, que tu amor
descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en ti”. De los versos finales, se
obtienen la conclusión de la doctrina expuesta, si el Señor es único que da la salvación y la victoria, el
alma del justo debe confiarse a El como único auxilio y escudo protector. “ Él es nuestra ayuda y
nuestro escudo”.
Esta certeza de estar bajo la protección del Señor, Nuestra alma espera en el Seor” “crea en el alma
una íntima satisfacción y alegría, pues su nombre, lleno de misterio, es también prenda de salvación.
Por tanto este salmo se termina con el deseo de ser esencia benévola de la piedad divina.
Tal como era el deseo del salmista, es también nuestro anhelo el ser objeto compasivo y amoroso de la
piedad divina, por que siempre estamos necesitados de la protección de Dios todopoderoso, por eso
nos unimos con entusiasmo al canto de la antífona, “Seor, que descienda tu amor sobre nosotros”.
7. SEGUNDA LECTURA
En la Iglesia el sacerdocio no es un privilegio o una excepción, sino una participación total en el
esfuerzo humano. Sólo en Jesús encontramos el único sumo sacerdote que cuenta, ya que él ha
compartido toda la debilidad humana menos el pecado y nos ha logrado la salvación que esperamos.
LECTURA DE LA CARTA A LOS HEBREOS.
Hermanos: Ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne que penetró en el
cielo, permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote
incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, Él fue sometido a las mismas
pruebas que nosotros, a excepción del pecado. Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la
gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno.
Palabra de Dios
8. UN SUMO SACERDOTE INSIGNE QUE PENETRÓ EN EL CIELO
Breve y conmovedora exhortación a la confianza. La idea fundamental es que, teniendo un tal
Pontífice, Jesucristo, Hijo de Dios, que ha entrado ya en el lugar del descanso e intercede por nosotros
ante el trono del Padre, no deben desanimarnos las dificultades. En este sentido, la presente historia es
conclusión de lo que precede; así lo insinúa, además la expresión; “Ya que tenemos en Jesús”. Sin
embargo, no parece caber duda que el autor de la carta está pensando en ofrecer también una especie
de introducción al tema que va a desarrollar a continuación, el del sacerdocio de Jesucristo, en Hebreos
5:1-10, donde expone la finalidad de probar que Jesucristo es nuestro sumo sacerdote,
De Cristo sumo sacerdote se había hablado ya anteriormente, pero como de pasada (Hebreos 2:17;
3:1); ahora se va a hablar de modo amplio y directo a lo largo de varios capítulos. En esta especie de
introducción se le llama “Sumo Sacerdote” , título de doble grandeza, y se da a entender ya desde un
principio que el santuario donde ejerce su función sacerdotal medianera es el cielo, adonde subió,
después de haber padecido y muerto acá en la tierra para llevar a cabo la obra redentora: “tenemos en
Jesús, el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne que penetró en el cielo, permanezcamos firmes
en la confesin de nuestra fe” . Se añade que, no obstante su grandeza, está lleno de compasión hacia
nosotros, dispuesto a ayudarnos en todo, pues en su misma persona pasó por la prueba de nuestras
debilidades, excepto la del pecado ; “Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de
compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, Él fue sometido a las mismas pruebas que
nosotros, a excepcin del pecado” . La conclusión, pues, se impone: con la presencia allí de Jesucristo,
acerquémonos con plena confianza al trono de Dios ; “Vayamos, entonces, confiadamente” el cual
será para nosotros, no tribunal de justicia, sino que: “trono de la gracia”, ” de donde derivarán favores
y ayudas para cada ocasión y circunstancia: “a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un
auxilio oportuno”.
Cabe destacar que Jesucristo, igual que nosotros, padeci las “tentaciones” o “pruebas” de cansancio,
hambre, temor ante el sufrimiento “Él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción
del pecado”, incluso fue tentado por el diablo (cf. Lc 4:13). Sin embargo, cuando se metía de por
medio el pecado, hubo una gran diferencia: la de que El, no solamente no cometió pecado, sino que ni
lo podía cometer, y las tentaciones en este sentido no podían provenir sino del exterior, como se relata
en la tentación del Cristo en el desierto (Mt 4:8-10), nunca de su interior, donde no existía esa lucha
entre carne y espíritu que tantas veces a nosotros nos arrastra al pecado (cf. Gal 5, 16-25). Mas esa
“impecabilidad,” que le coloca aparte y por encima de nosotros, en nada disminuía de “compadecerse
de nuestras debilidades”.
9. EVANGELIO
La Iglesia debe presentar una imagen distinta a la sociedad civil. En esta última frecuentemente el
poder adquiere la forma de tiranía y opresión. En la Iglesia, por el contrario, la autoridad ha de ser un
servicio. Por eso, todo intento de configurarla a imagen y semejanza de una sociedad civil, contradice
el Evangelio.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 10, 35-45
Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: “Maestro, queremos que
nos concedas lo que te vamos a pedir”. Él les respondi: “Qué quieren que haga por ustedes?” Ellos
le dijeron: “Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu
gloria”. Jesús les dijo: “No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que Yo beberé y recibir el
bautismo que Yo recibiré?” “Podemos”, le respondieron. Entonces Jesús agreg: “Ustedes beberán
el cáliz que Yo beberé y recibirán el mismo bautismo que Yo. En cuanto a sentarse a mi derecha o a
mi izquierda, no me toca a mí concederlos, sino que esos puestos son para quienes han sido
destinados”. Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos. Jesús
los llam y les dijo: “Ustedes saben que aquéllos a quienes se considera gobernantes, dominan a las
naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no
debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que
quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para
ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”.
Palabra del Señor
10. EL MISMO HIJO DEL HOMBRE NO VINO PARA SER SERVIDO, SINO PARA SERVIR
“Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: Maestro, queremos que
nos concedas lo que te vamos a pedir”. En el Evangelio de San Marcos son Juan y Santiago los que
hacen la petición a Jesús, en cambio en el Evangelio de San Mateo es su madre. Ambas divergencias se
compaginan bien, porque ellos lo piden por su madre, como recurso más discreto y hábil, o
posiblemente se debe a las fuentes. En el fondo de la petición posiblemente hubiese razones de posible
parentesco, (Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de
Clopás, y María Magdalena Jn 19:25) , Esta fuerza de parentesco, era de costumbres en esos tiempos.
Ellos le dijeron a Jesús, “cuando estés en tu gloria” . En San Mateo se pide que se sienten junto a El en
tu reino. Parecería que se tratase de la fase celeste. Sin embargo, en el medio ambiente se esperaba que
el reinado del Mesías precediese aquí a la fase final del reino de Dios. Esto es lo que piden, (“ Los que
estaban reunidos le preguntaron: Señor, ¿es en este momento cuando vas a restablecer el Reino de
Israel?”(Hech1:6) . Sin embargo, parece aludir a la parusía, ( “cuando venga en la gloria de su Padre
con los santos ángeles” Mc 8:38), aunque es discutible a qué aluden estos textos. La frase no es ajena
a la teología de San Marcos. Jesús les pone su ejemplo de servidor que vino a dar la vida en redención
por muchos; “Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su
vida en rescate por una multitud”.
Jesús censura la ambición de esta pretensión; “Jesús les dijo: “No saben lo que piden, ¿Pueden beber
el cáliz que Yo beberé y recibir el bautismo que Yo recibiré?”, y luego se daría por buena, al
excusarla con la predestinacin del Padre. “ En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no
me toca a mí concederlos, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados”.
La ambición que reflejan aquí los dos apóstoles está en la misma línea de incomprensión de un Mesías
doliente y de su reino espiritual. Para ellos se pide los dos primeros puestos en su reino. Se lo concibe
como terreno. La petición no miraba sólo a los puestos de honor, sino también a los de ejercicio y
poder. Estos dos puestos correlativos de su derecha e izquierda eran los dos primeros puestos de una
serie. Santiago y Juan, son primo de Jesús y quieren hacer prevalecer este parentesco.
11. ¿PUEDEN BEBER EL CÁLIZ QUE YO BEBERÉ?
En la respuesta de Jesús les corrige el enfoque de su concepción terrena del reino. Este es de dolor,
entonces Jesús les pregunta; “¿Pueden beber el cáliz que Yo beberé y recibir el bautismo que Yo
recibiré?”, entonces nos preguntamos ¿Podrán ellos beber el cáliz que a Él le aguarda de su pasión?, la
pregunta es un contexto lógico, para precisarles bien la naturaleza del reino. El martirio — testimonio
— estaba bien experimentado en la Iglesia a esta hora.
En la literatura judía se presenta frecuentemente el cáliz como imagen de alegría y fortuna, derivando
acaso su uso de los festines, pero luego, por influjo de la copa de la venganza divina, que usaron los
profetas, vino a significar también, y preferentemente, el sufrimiento y la desgracia El mismo sentido
tiene en la literatura rabínica. El cáliz que Jesús bebería era el de su pasión y muerte.
A la pregunta que les hace Jesús si estarían dispuestos a “beber este cáliz” y a sumergirse, como El en
este dolor, “Podemos”, le respondieron”. No era una respuesta de fácil inconsciencia. Y Jesús les
confirma, con vaticinio, este martirio de dolor. De hecho, Santiago el Mayor sufrió el martirio sobre el
año 44, por orden de Agripa; ( “Hizo morir por la espada a Santiago, el hermano de Juan” - Hech
12:2), siendo decapitado. Juan murió en edad muy avanzada de muerte natural; (“Corrió, pues, entre
los hermanos la voz de que este discípulo no moriría”. Jn 21:23) Pero, antes de ser desterrado a la isla
de Patmos, sufrió el martirio, pues fue sumergido en una caldera de aceite hirviendo, de la que Dios le
libró milagrosamente.
Quedaba con ello corregido el erróneo enfoque sobre la naturaleza de su reino. Y les aprobaba su
coraje cristiano, cuyo ímpetu se refleja en otras ocasiones. Pero había en esta petición un plan más
profundo del Padre que no competía a Jesús el cambiarlo; había en todo ello una predestinación: “esos
puestos son para quienes han sido destinados” y Dios dispone libremente de sus dones: de la
donación gratuita de su reino y de los puestos del mismo.
12. LOS OTROS DIEZ, QUE HABÍAN OÍDO A SANTIAGO Y A JUAN, SE INDIGNARON
CONTRA ELLOS
“Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos” por esta pretensión
y proposición. Al ver aquella disputa, Jesús los llamó. Y va a restablecer la armonía con una gran
lección de humildad, dada especialmente para los que van a tener puestos jerárquicos, para ellos, que
son apóstoles y se sentarán en tronos en su reino -Lc 22:30-. Les va a dar una lección por capítulo
doble, primero con la verdadera doctrina del mando, y luego con su mismo ejemplo. Es así como Jesús
les dice; “Ustedes saben que aquéllos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones
como si fueran sus dueos, y los poderosos les hacen sentir su autoridad”.
En el mundo, los que gobiernan las naciones fácilmente abusan de su poder, y, en lugar de ser en
servicio benéfico del bien común, lo es en provecho propio, y así oprimen a los pueblos. Los apóstoles
comprendieron y asumieron como misión el hecho político y social desigual de su época. Eran galileos
y habían oído hablar de los abusos de Herodes el Grande, de Arquelao y Antipas, lo mismo que de los
abusos de algunos de los procuradores romanos. Y Jesús les pide a sus amigos; “Entre ustedes no debe
suceder así”. .. En efecto, sucede de hecho, ya que no es ésa la misión del poder entre gobernantes de
pueblos, no ha de ser así entre los que son apóstoles y se sentarán en tronos del reino para juzgar a las
doce tribus de Israel.
13. EL QUE QUIERA SER GRANDE QUE SE HAGA SERVIDOR DE USTEDES
Jesús luego les dice, “Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el
que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos”. Porque que éstos no son para honor ni
provecho propio, sino para ministerio, servicio y provecho directo del bien común. No siendo para
provecho propio, en lugar de tener esos sentimientos de ambición, si alguno pensase en ello, que
piense que ha de tener sentimientos, en este orden, de servidor y de servidor de todos. Pues ha de tener
los sentimientos de servicio. Deberá ser servidor de todos. Así enfocados, los puestos jerárquicos y de
mando cobran su auténtica proyección y excluyen automáticamente las apetencias en el Reino terreno.
Pues nadie tiene apetencia por egoísmo de ser servidor de todos.
Y luego de la doctrina, pone el gran ejemplo de su vida, que es el Rey-Mesías. “ Porque el mismo Hijo
del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”. No
vino a ser servido. Sus sufrimientos, su pobreza, las intrigas armadas contra El, la perspectiva de su
pasión y muerte, hacían ver bien que no vino a ser servido, sino a servir; al contrario, vino a dar
su vida en rescate por una multitud” . Esta enseñanza de Jesús, responde a la idea de la liberación
por rescate, una liberación mediante un sacrificio, es decir dar su vida por salvar a los hombres.
14. UNA GRAN LECCIÓN DE HUMILDAD
Hay que saber beber a tiempo el cáliz amargo de la Pasión, las contradicciones, las penas, las
amarguras, las tristezas y enfermedades, las persecuciones y las malas interpretaciones, pero todo esto
nos ayudará a purificar nuestros corazones y lo preparará la gloria de la resurrección y luego, para la
alegría del triunfo en unión con Jesús, nuestro Señor.
Jesús nos da en este fragmento del Evangelio una gran lección de humildad, algo que para nosotros es
necesario comprender, nos llega a nuestro amor propio, o por que sufrimos si otros nos aventajan, o
porque queremos ser los primeros en todas partes, sobresaliendo en todo y sin importar si estamos
relegando a los demás. El tratar de ser primeros, sin importar como y a costa de quien, no esta
conforme al espíritu cristiano. Jesús no enseño a ser humildes por amor a El.
El que tiene que sobresalir siempre, es Jesús y nosotros no ser notado.
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
XXIX Domingo Ciclo B
El Señor les Bendiga, Cristo Jesús, viva en nuestros corazones
Publicado en este link: PALABRA DE DIOS
Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén
Algunos conceptos están tomados de los comentarios a los Evangelios por Manuel de Tuya, O. P.
Biblia Comentada, Adaptación Pedagógica: Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teol.
Lectura de la Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.)
Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.
www.caminando-con-jesus.org
caminandoconjesus@vtr.net