EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Martes de la vigésima novena semana del tiempo ordinario
Carta de San Pablo a los Efesios 2,12-22.
Entonces ustedes no tenían a Cristo y estaban excluidos de la comunidad de Israel,
ajenos a las alianzas de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
Pero ahora, en Cristo Jesús, ustedes, los que antes estaban lejos, han sido
acercados por la sangre de Cristo.
Porque Cristo es nuestra paz; él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando
el muro de enemistad que los separaba,
y aboliendo en su propia carne la Ley con sus mandamientos y prescripciones. Así
creó con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona,
restableciendo la paz,
y los reconcilió con Dios en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, destruyendo la
enemistad en su persona.
Y él vino a proclamar la Buena Noticia de la paz, paz para ustedes, que estaban
lejos, paz también para aquellos que estaban cerca.
Porque por medio de Cristo, todos sin distinción tenemos acceso al Padre, en un
mismo Espíritu.
Por lo tanto, ustedes ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de
los santos y miembros de la familia de Dios.
Ustedes están edificados sobre los apóstoles y los profetas, que son los cimientos,
mientras que la piedra angular es el mismo Jesucristo.
En él, todo el edificio, bien trabado, va creciendo para constituir un templo santo en
el Señor.
En él, también ustedes son incorporados al edificio, para llegar a ser una morada de
Dios en el Espíritu.
Salmo 85(84),9ab-10.11-12.13-14.
Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz,
la paz para su pueblo y sus amigos,
y para los que se convierten de corazón.
Su salvación está muy cerca de sus fieles,
y la Gloria habitará en nuestra tierra.
El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo.
El mismo Señor nos dará sus bienes
y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él,
y la Paz, sobre la huella de sus pasos.
Evangelio según San Lucas 12,35-38.
Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas.
Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda,
para abrirle apenas llegue y llame a la puerta.
¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les
aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a
servirlo.
¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!
Comentario del Evangelio por :
San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia
Sermón sobre el cántico nº 17, 2
Velar en el Espíritu Santo
En otro tiempo, cuando el profeta Eliseo supo que su maestro Elías iba a
morir, le pidió la gracia de obtener dos partes de su espíritu; pero esto solo era
posible si alcanzaba a ver el momento en que Elías era arrebatado (2R 2,9-10)...
Esta historia ha sido escrita también para nosotros. Debemos estar vigilantes y
atentos a la obra de la salvación que se cumple en nosotros, porque el Espíritu
Santo realiza continuamente su obra en lo más hondo de nosotros, con una sutileza
admirable y sublime delicadeza.
Si no queremos perder esta doble parte de espíritu que solicitaba Eliseo, que esta
unción, que nos lo enseña todo, jamás nos sea quitada sin que seamos conscientes
de ello, y que jamás su llegada nos coja de improviso. Se trata tener la mirada
siempre al acecho y un gran corazón abierto para recibir esta generosa bendición
del Señor.
¿En qué disposición nos quiere encontrar el Espíritu? "Seamos semejantes a
aquellos empleados que esperaban a su señor al regreso de las bodas". Jamás
quedan las manos vacías de la mesa del cielo y de todas las alegrías que prodiga.
Debemos pues velar, y velar a todas horas, porque nunca sabemos a qué hora el
Espíritu va a venir, ni a qué hora se irá de nuevo. El Espíritu va y viene(Jn 3,8); si
gracias a él permanecemos en pie, cuando se retira, inevitablemente caemos, pero
sin estrellarnos, porque el Señor nos sostiene de la mano. Y el Espíritu no deja de
hacer vivir esta alternancia de presencia y de ausencia a los que son espirituales, o
más bien a aquellos a los que tiene la intención de hacer espirituales. Por eso que
los visita al amanecer y después de repente los pone a prueba.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”