EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Martes de la trigésima semana del tiempo ordinario
Carta de San Pablo a los Efesios 5,21-33.
Sométanse los unos a los otros, por consideración a Cristo.
Las mujeres deben respetar a su marido como al Señor,
porque el varón es la cabeza de la mujer, como Cristo es la Cabeza y el Salvador de
la Iglesia, que es su Cuerpo.
Así como la Iglesia está sometida a Cristo, de la misma manera las mujeres deben
respetar en todo a su marido.
Maridos, amen a su esposa, como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella,
para santificarla. El la purificó con el bautismo del agua y la palabra,
porque quiso para sí una Iglesia resplandeciente, sin mancha ni arruga y sin ningún
defecto, sino santa e inmaculada.
Del mismo modo, los maridos deben amar a su mujer como a su propio cuerpo. El
que ama a su esposa se ama a sí mismo.
Nadie menosprecia a su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida. Así hace
Cristo por la Iglesia,
por nosotros, que somos los miembros de su Cuerpo.
Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los
dos serán una sola carne.
Este es un gran misterio: y yo digo que se refiere a Cristo y a la Iglesia.
En cuanto a ustedes, cada uno debe amar a su mujer como así mismo, y la esposa
debe respetar a su marido.
Salmo 128(127),1-2.3.4-5.
Canto de peregrinación.
¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien.
Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa.
¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida:
que contemples la paz de Jerusalén
Evangelio según San Lucas 13,18-21.
Jesús dijo entonces: "¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré
compararlo?
Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se
convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas".
Dijo también: "¿Con qué podré comparar el Reino de Dios?
Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de
harina, hasta que fermentó toda la masa".
Comentario del Evangelio por:
San Juan Crisóstomo (hacia 345-407), presbítero de Antioquía más tarde
obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilías sobre el evangelio de Mateo, n°46, 2
“Hasta que toda la masa fermente.” (cf Mt 13,33)
El Señor propone la parábola de la levadura."Lo mismo que la levadura
comunica su fuerza invisible a toda la masa, también la fuerza del Evangelio
transformará el mundo entero gracias al ministerio de mis apóstoles... No me
digas: “¿Qué podemos hacer, nosotros doce miserables pecadores, frente al mundo
entero?” Precisamente ésta es la enorme diferencia entre causa y efecto, la victoria
de un puñado de hombres frente a la multitud, que demostrará el esplendor de
vuestro poder. ¿No es enterrando la levadura en la masa, 'escondiéndola', lo que
según el Evangelio, transforma toda la masa? Así, también vosotros, apóstoles
míos, mezclándoos con la masa de los pueblos, es como la penetraréis de vuestro
espíritu y como triunfaréis sobre vuestros adversarios.
La levadura, desapareciendo en la masa, no pierde su fuerza; al contrario,
cambia la naturaleza de toda la masa. De la misma manera, vuestra predicación
cambiará a todos los pueblos. Por tanto, confiad "... Es Cristo el que da fuerza a
esta levadura..." No le reprochéis, pues, el reducido número de sus discípulos: es la
fuerza del mensaje lo que es grande... Basta una chispa para convertir en un
incendio algunos pedazos de bosque seco, que rápidamente inflamarán a su
alrededor todo el bosque verde
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”