COMPARTIENDO EL EVANGELIO
Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia(Emitidas
por radios de Capital y Gran Buenos Aires – ciclo 2012)
4 de noviembre de 2012 – 31º domingo durante el año
Evangelio según San Marcos 12,28b-34. (Ciclo B)
Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se
acercó y le preguntó: "¿Cuál es el primero de los mandamientos?". Jesús
respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el
único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda
tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. El segundo es:
Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más
grande que estos".
El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un
solo Dios y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el corazón, con
toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí
mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios". Jesús,
al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos
del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
EL TESORO MAS IMPORTANTE
Es muy importante este Evangelio ya que nos coloca frente a dos
realidades que son una única verdad: el amor a Dios y el amor a nuestro
prójimo. Y curiosamente, ambos amores están debilitados y
resquebrajados. Por eso el Papa, Benedicto XVI, en este Año de la Fe ,
invita al mundo y a la Iglesia a renovar la fe para poder descubrir el
verdadero amor de Dios y el verdadero amor a nuestros hermanos.
Ambas realidades, el mundo y la Iglesia , están debilitadas. Se ha ido
perdiendo la fuerza de la motivación, la fuerza del sentido y por eso,
entonces, no se le es capaz de amar a Dios con todo el corazón, con toda
el alma, con todo el espíritu y con toda la fuerza. A Dios se lo cambia por
cualquier cosa “opinable”; a Dios se lo reduce a “lo que tengo ganas de
hacer”; el relativismo; lo individual; el “slo por hoy”; el modo
fragmentario de vivir, de mar y de proyectar; el “no para siempre”; eso
está muy presente.
Pero también repercute e incide en el comportamiento social, en el
comportamiento fraternal y por eso no se ama en serio a los demás; por
eso las relaciones y los vínculos son sólo por hoy, un tiempo nomás, todo
es relativo, todo es subjetivo, todo es meramente individual y una especie
de comercio: doy y me dan, me dan y doy, pero no hay nada gratuito y
nada para siempre.
En el Año de la Fe , el Papa nos invita a pasar por este umbral, por esta
puerta, para volver a descubrir nuestra vocacin y poder decir “¡escucha
Israel, el Seor, nuestro Dios, es el único Seor!” y lo queremos amar con
todo el corazón, con toda el alma, con todo el espíritu y con toda la fuerza.
Pero también este amor se concreta e incide en el amor a nuestros
hermanos hasta las últimas consecuencias.
El Año de la Fe nos vuelve a despertar la vocación profunda; y si nosotros
no la descubrimos y no nos ponemos en marcha, vamos a perder el tesoro
más grande de nuestra vida: Dios y nuestros hermanos. ¡No pierdas el
tesoro de tu vida! ¡Búscalo, síguelo, compromételo y da señal de que lo
has encontrado!
Les dejo mi bendición en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén