Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo B, Tiempo Ordinario,
Domingo de la Semana No. 31
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Escucha Israel: Amarás al Señor con todo el corazón * Yo
te amo, Señor; tú eres mi fortaleza. * Como permanece para siempre, tiene el
sacerdocio que no pasa. * No estás lejos del reino de Dios.
Textos para este día:
Deuteronomio 6, 2-6:
En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: "Teme al Señor, tu Dios,
guardando todos sus mandatos y preceptos que te manda, tú, tus hijos y tus
nietos, mientras viváis; así prolongarás tu vida. Escúchalo, Israel, y ponlo por obra,
para que te vaya bien y crezcas en número. Ya te dijo el Señor, Dios de tus padres:
"Es una tierra que mana leche y miel." Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es
solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma,
con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria."
Salmo 17:
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza; / Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.
R.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, / mi fuerza salvadora, mi baluarte. /
Invoco al Señor de mi alabanza / y quedo libre de mis enemigos. R.
Viva el Señor, bendita sea mi Roca, / sea ensalzado mi Dios y Salvador. / Tú diste
gran victoria a tu rey, / tuviste misericordia de tu Ungido. R
Hebreos 7, 23-28:
Hermanos: Ha habido multitud de sacerdotes del Antiguo Testamento, porque la
muerte les impedía permanecer; como éste, en cambio, permanece para siempre,
tiene el sacerdocio que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que
por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor.
Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha,
separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer
sacrificios cada día- como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los
propios pecados, después por los del pueblo-, porque lo hizo de una vez para
siempre, ofreciéndose a sí mismo. En efecto, la Ley hace a los hombres sumos
sacerdotes llenos de debilidad. En cambio, las palabras del juramento, posterior a la
Ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre.
Marcos 12, 28b - 34:
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: "¿Qué mandamiento
es el primero de todos?" Respondió Jesús: "-El primero es: "Escucha, Israel, el
Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste:
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que éstos." El
escriba replicó: "Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno
solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el
entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más
que todos los holocaustos y sacrificios."Jesús. Viendo, que había respondido
sensatamente, le dijo: "No estás lejos del reino de Dios." Y nadie se atrevió a
hacerle más preguntas.
Homilía
Temas de las lecturas: Escucha Israel: Amarás al Señor con todo el corazón * Yo
te amo, Señor; tú eres mi fortaleza. * Como permanece para siempre, tiene el
sacerdocio que no pasa. * No estás lejos del reino de Dios.
1. Amar y Amar
1.1 Hay ocasiones en que los estudiosos de la Biblia o quienes predican el mensaje
de la Biblia hacen fuertes contrastes entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, sobre
todo porque es en el Nuevo Testamento donde hemos encontrado la plena
revelación de la gracia y la misericordia de Dios que nos redimen. Sin embargo, las
lecturas de este domingo nos muestran que en realidad el tema entero de la Biblia
es el amor. El mensaje que Dios ha querido darnos, desde la primera hasta la
última página, es AMOR, aprender a amar.
1.2 Uno cree que el amor es algo espontáneo y por consiguiente algo que no
necesita ser enseñado y que no puede ser aprendido. Al fin y al cabo, nadie nos
enseñó que nos tenían que gustar los helados, ni nadie nos explicó que era
delicioso tomar agua fresca cuando se tiene mucha sed. ¿por qué, en cambio, el
amor debe ser enseñado? ¿Por qué sucede que lo que nace espontáneamente de
nosotros al amar no es siempre genuino amor?
1.3 Hay varias respuestas. Una, es que el amor necesita encontrar su objeto o
centro propio. Uno puede centrar toda su capacidad de amor en algo que
finalmente va a resultar engañoso o perjudicial. Alguien perdidamente enamorado
del alcohol va camino de autodestruirse, por ejemplo. Antes de que algo así suceda
es preciso que alguien nos abra los ojos y que nos haga ver que hemos sido
creados para otros amores, para mejores amores.
1.4 Y el mejor de los amores es Dios mismo. ¿Cómo no recordar aquí las palabras
de san Agustín? "Nos creaste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta
que descansa en ti," enseña este santo Doctor de la Iglesia, y son verdaderas sus
palabras. Encontrar a Dios es encontrar el centro propio y proporcionado a los
infinitos anhelos de nuestro corazón.
2. Nos han ordenado que amemos
2.1 Precisamente porque el amor necesita ser aprendido también necesita ser
ordenado, es decir, también ha de ser objeto de un mandamiento expreso de parte
de Dios. No es una mandato que "caiga" sobre nosotros como uan imposición sino
es la ruta que nos lleva a desplegar lo más profundo y mejor de nosotros mismos.
Quien no ama hasta el fondo, quien no ama con todo el ser, no sólo pierde contacto
con el amor sino que pierde contacto con lo profundo de su propia alma. Lo
profunda del alma sólo puede hablar el lenguaje de un amor sin condiciones y si
uno no llega a ese lenguaje termina viviendo como en traición a sí mismo.
2.2 Así pues, Dios nos ordena que lo amemos no por bien suyo sino por bien
nuestro. No es nuestro amor el que puede hacerle falta a Él sino su mandato de
amar el que puede desarrollar lo más íntimo y mejor de nosotros mismos. Al
ordenarnos que amemos, Dios está en realidad prolongando la misma voz con que
nos ordenó que exitiéramos. Su amorosa voz nos trajo a la existencia y, ahora que
existimos, esa misma voz nos ordena que amemos. Así como siguiendo esa voz
pasamos de la nada al ser, obedeciéndola ahora pasamos de la muerte a la vida, y
de las tinieblas a la luz.
Fr. Nelson Medina, O.P.