Queridos hijos e hijas de Dios, llamados por Dios a ser
santos,
universal a la santidad, la llamada de cada uno a ser
santos, tendría que ser el marco en el que se hagan
todas las actividades y discursos en la parroquia. Si
quitamos el marco donde nos movemos y no hacemos
presente el sentido último, nada tiene sentido.”
Esta solemnidad nos recuerda algo importantísimo,
determinante para nuestras vidas: estamos llamados a
ser santos.
Cuando empezaba a preparar esta homilía quería
exponer como idea primera que esta llamada a ser
santos, que es lo que da sentido a todo, y entonces me
ha venido a la cabeza que en el último año de seminario,
nos hicieron hacer un trabajo que era hacer un análisis
teológico de la parroquia donde estábamos. Y en este
trabajo yo hacía unas reflexiones sobre como en
aquella parroquia se vivía la llamada a ser santos,
escribí entonces:
Lo explico en otras palabras: si en nosotros no hay un
deseo de ser santos, nada de lo que digo y planteo
tiene sentido, nada de lo que diga y plantea el Papa
tiene sentido, nada de lo que diga y plantee Jesús en el
evangelio tiene sentido.
La llamada a ser santos es el marco donde todo esto se
entiende y se puede vivir. El deseo de ser santos es
fundamental, que quiere decir que está en el
fundamento. Domingo hablábamos de la importancia del
deseo en Bartimeo, sin su fuerte deseo de ver se
habría quedado sentado al lado del camino viendo pasar
Jesús.
“La llamada universal a la santidad, no la he escuchado
nunca. No se cree que sea posible, entonces sin darnos
cuenta rebajamos niveles, se exige menos, y nos
acabamos conformando con que vengan a misa.
Situados en este punto ya nada tiene sentido. La vida
cristiana se convierte en una parodia de lo que es
realmente la vida cristiana. Y cuando las personas
empiezan a dejar de ir a misa nos quejamos y no
entendemos por qué... ¡esperpéntico! La llamada
El deseo activa nuestras potencialidades, el deseo nos
despierta, el deseo nos hace pensar, el deseo nos lleva
a la acción (que puede ser la oración), el deseo nos
moviliza.
En las cosas del mundo esto también pasa: un joven va
muy estresado con el trabajo y los estudios. Ahora
bien, el día que desee sacarse el carnet de conducir
encontrará horas y fuerzas para hacerlo. El deseo lo
moviliza.
Miramos nuestra vida y vemos multitud de objetivos
pero no el de ser santos. ¿Dónde quedan las palabras
de Jesús?: Buscad, pues, primero el Reino y su justicia,
y todo lo demás se os dará por añadidura.” (Mt 6, 33).
“Sed santos, como santo es vuestro Padre del cielo”.
Unos jóvenes que les gusta el fútbol y desean jugar a
fútbol, montarán una liga y para hacerlo moverán cielo
y tierra: reuniones, carteles, subvenciones, permisos,
federación, cartas,... Su deseo los moviliza.
Y ¿cómo haremos entrar este deseo en nuestra vida?
“Sólo hay” un camino: desde la oración. Digámosle al
Señor: “Ayúdame a descubrir que también yo estoy
llamado a ser santo”. “Quiero ser santo”. “Ayúdame a
ser santo”. “En mi vida de cada día, en medio de mis
dificultades y pobrezas ayúdame a ser santo”...
Sabemos perfectamente que Dios quiere que seamos
santos, y lo que es más importante, sabemos que nos
dará las gracias para serlo. Todas las gracias que
necesitemos para ser santos, el Señor nos las
concederá. Pero en nosotros ha de haber este deseo
de ser santos. Deseo que nos movilizará.
Cuánto bien nos pueden hacer las lecturas de vidas de
santos. ¡Nos inflaman! Sus vidas nos dicen: “Es posible
ser santo”. Y descubrimos que es lo mejor que me
puede pasar.
Este es nuestro gran objetivo en la vida. Leon Bloy:
“Sólo hay una tristeza, no ser santos”
¿Qué es un santo? (muchas definiciones) Alguien que está
lleno del Amor de Dios y actúa movido por el amor de
Dios. Esto quiere decir que el santo ama, y ama mucho,
y al amar mucho es libre, y al amar mucho es feliz, y al
amar mucho es una persona bien construida.
Miremos nuestra vida… ¿Dónde queda la llamada de
Dios a ser santos? ¿Dónde está nuestro deseo de ser
santos? ¿Dónde están los medios para ser santos?
Pensemos que perseguimos un ideal que lleva a plenitud
todo lo que es verdaderamente humano.
Que la comunión con Jesucristo, el Santo de Dios, nos
inflame en deseos de santidad y nos santifique.
Monició d’entrada:
Avui es una ocasió magnífica per contemplar l’amor de
Déu. Amor de Déu que es manifesta en els sants i en
tots nosaltres que estem en procés de santificació.
Déu se’ns manifesta en les seves obres, l’obra principal
de Déu és la santificació dels homes. Contemplar el que
Déu fa en els sants, el que Déu va fent en nosaltres
ens ajuda a descobrir que Déu és amor i que està
sempre obrant amorosament.