Un Reino sometido a examen
Ya el viejo Sócrates, hombre de virtud veterotestamentaria, había dicho: “Una vida sin
examen no vale la pena vivirla”. La criticidad es un valor cristiano. Solamente personas
de baja autoestima o torturadas por complejos varios podrían temer la crítica. La
libertad pasa por el tamiz de la crítica sin perder un hálito siquiera de su expresión o
tocar en lo más mínimo alguna de las fronteras de su verdad. Ella nos hace libres.
Jesús es sometido a juicio ante las distintas autoridades judías y romanas. La disparidad
entre el reo, acusadores y jueces es simplemente desproporcionada. Las causas, las
razones y el lenguaje no tienen sintonía, menos empatía. Pilato obedece a otros intereses
y es signo de cobardía. Representa el poder con toda su miseria humana. Jesús habla de
un Reino que no es de este mundo. Otro lenguaje, otra realidad.
El diálogo es entrecortado y en suspenso. Los temas se intercalan sin secuencia. Priman
los aspavientos de la presión. Y de otra parte, la serenidad abismal de Jesús. Su
intuición lo ha leído todo. Y Pilato se confunde en cada gesto y palabra sin encontrar la
ilación. Está desconcertado. El reo se transforma en juez. Nuevamente cae el telón.
¿Eres Rey? Una pregunta que para Pilato debería ser ya la respuesta coherente a todo el
interrogatorio. Jesús es Rey y lo expresa con vehemencia transformante: “Para eso he
venido, para dar testimonio de la verdad”. El Reinado de Jesús es la verdad. Y esa
verdad nos hace libres ¡Libres de verdad! La construcción del Reino de Jesús es nuestra
tarea y responsabilidad. Somos los primeros beneficiarios.
Cochabamba 25.11.12
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com