EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Miércoles de la trigésima primera semana del tiempo ordinario
Carta de San Pablo a los Filipenses 2,12-18.
Por eso, queridos míos, ustedes que siempre me han obedecido, trabajen por su
salvación con temor y temblor, no solamente cuando estoy entre ustedes, sino
mucho más ahora que estoy ausente.
Porque Dios es el que produce en ustedes el querer y el hacer, conforme a su
designio de amor.
Procedan en todo sin murmuraciones ni discusiones:
así serán irreprochables y puros, hijos de Dios sin mancha, en medio de una
generación extraviada y pervertida, dentro de la cual ustedes brillan como haces de
luz en el mundo,
mostrándole la Palabra de Vida. De esa manera, el Día de Cristo yo podré gloriarme
de no haber trabajado ni sufrido en vano.
Y aunque mi sangre debiera derramarse como libación sobre el sacrificio y la
ofrenda sagrada, que es la fe de ustedes, yo me siento dichoso y comparto su
alegría.
También ustedes siéntanse dichosos y alégrense conmigo.
Salmo 27(26),1.4.13-14.
De David.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida,
¿ante quién temblaré?
Una sola cosa he pedido al Señor,
y esto es lo que quiero:
vivir en la Casa del Señor
todos los días de mi vida,
para gozar de la dulzura del Señor
y contemplar su Templo.
Yo creo que contemplaré la bondad del Señor
en la tierra de los vivientes.
Espera en el Señor y sé fuerte;
ten valor y espera en el Señor.
Evangelio según San Lucas 14,25-33.
Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo:
"Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su
mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no
puede ser mi discípulo.
El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los
gastos, para ver si tiene con qué terminarla?
No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean
se rían de él, diciendo:
'Este comenzó a edificar y no pudo terminar'.
¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si
con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil?
Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para
negociar la paz.
De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee,
no puede ser mi discípulo.
Comentario del Evangelio por :
Juan Taulero (c. 1300-1361), dominico en Estrasburgo
Sermón 21, 4º para la Ascensión
"El que no lleva su cruz y me sigue no puede ser mi discípulo"
Puesto que nuestra Cabeza subió a los cielos, conviene que sus miembros (Col.
2,19) sigan a su Maestro, pasando por el mismo camino que Él escogió. Porque
"¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?" (Lc
24,26). Debemos seguir a nuestro Maestro, tan digno de amor, Él, que llevó el
estandarte de la cruz delante de nosotros. Que cada hombre tome su cruz y le siga;
y llegaremos allí dónde él está. ¡Aunque vemos que muchos siguen los caminos de
este mundo para obtener honores irrisorios, y para esto renuncian a la comodidad
física, a su hogar, a sus amigos, exponiéndose a los peligros de la guerra - todo
esto para adquirir bienes exteriores! Resulta lógico y plenamente justo que
nosotros hagamos una renuncia total para adquirir el bien puro que es Dios, y que
de este modo sigamos a nuestro Maestro...
No es raro encontrar hombres que desean ser testigos del Señor en la paz, es
decir, que todo resulte según sus deseos. De buena gana quieren llegar a ser
santos, pero sin cansancio, sin aburrimiento, sin dificultad, sin que les cueste nada.
Desean conocer a Dios, gustarlo, sentirlo, pero sin que haya amargura. Entonces,
ocurre que en cuanto hay que trabajar, en cuanto aparece la amargura, las
tinieblas y las tentaciones, en cuanto no sienten a Dios y se sienten abandonados
interna y externamente, sus bellas resoluciones se desvanecen. Estos no son
verdaderos testigos, testigos como los que necesita el Salvador... ¡Ojalá podamos
librarnos de este tipo de búsqueda que carece de trabajos, amarguras y tinieblas y
encontremos la paz en todo tiempo, incluso en la desgracia! Es ahí solamente
donde nace la verdadera paz, la que permanece.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”