La alegría de tener un Padre misericordioso.
2012-11-08
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-10
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharlo;
por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: «Este recibe a los
pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo entonces esta parábola: «¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se
le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se
le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus
hombros, lleno de alegría y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les
dice: “Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido”.
Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se
arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentirse.
¿Y qué mujer hay, que si tiene diez monedas de plata y pierde una, no enciende
luego una lámpara y barre la casa y la busca con cuidado hasta encontrarla? Y
cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: “Alégrense conmigo,
porque ya encontré la moneda que se me había perdido”. Yo les aseguro que así
también se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se arrepiente».
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Dios mío, estoy arrepentido porque he dejado pasar muchas oportunidades para
hacer el bien. Creo, confío y suplico tu misericordia. Ilumina mi oración para que no
me aparte de buen camino y busque que otros tengan la experiencia de tu amor.
Petición
Buen Pastor, muéstrame el camino para renovar mi confianza y mi fe.
Meditación
La alegría de tener un Padre misericordioso.
«Jesús narra las tres "parábolas de la misericordia". Cuando "habla del pastor que
va tras la oveja descarriada, de la mujer que busca el dracma, del padre que sale al
encuentro del hijo pródigo y lo abraza, no se trata sólo de meras palabras, sino que
es la explicación de su propio ser y actuar". De hecho, el pastor que vuelve a
encontrar la oveja perdida es el mismo Señor que carga a hombros, con la Cruz, a
la humanidad pecadora para redimirla. [] Queridos amigos, ¿cmo no abrir
nuestro corazón a la certeza de que, aunque seamos pecadores, somos amados por
Dios? No se cansa nunca de salir a nuestro paso, de ser el primero en recorrer el
camino que nos separa de Él. El libro del Éxodo nos muestra cómo Moisés, con una
súplica confiada y audaz, logró, por así decir, cambiar a Dios del trono del juicio al
trono de la misericordia. El arrepentimiento es la medida de la fe y gracias a él se
regresa a la Verdad» (Benedicto XVI, 12 de septiembre de 2010).
Reflexión apostólica
«Hay que dar el tiempo necesario al examen de conciencia que precede a la
confesión para recordar con precisión las faltas. Después, hay que acercarse a ella
con un ardiente deseo de purificarse y renovarse, y con un amor filial que genere la
contrición del corazón y el propósito de la enmienda» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi , n. 259).
Propósito
Poner en mi agenda el día en que voy a ir a recibir el sacramento de la confesión.
Diálogo con Cristo
Gracias, Padre mío, por darme a tu Hijo Jesucristo como pastor y guía de mi vida.
No quiero tener otro ideal que alcanzar la santidad para gozar plenamente de Ti por
toda la eternidad. Confío en tu misericordia, y en el auxilio de la gracia de tu
Espíritu Santo, para purificarme y renovarme en el amor.
«Cada minuto fuera de Cristo debería suponer en nosotros un desgarrón; ¡me han
quitado un trozo de mí mismo! “Nos hiciste, Seor para ti, e inquieto está nuestro
corazón hasta que descanse en ti”
( Cristo al centro, n. 2050).