Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo B, Tiempo Ordinario,
Domingo de la Semana No. 32
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: La viuda hizo un panecillo y lo llevó a Elías * Alaba, alma
mía, al Señor * Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos.
* Esa pobre viuda ha echado más que nadie.
Textos para este día:
1 Reyes 17, 10-16:
En aquellos días, el profeta Elías se puso en camino hacia Sarepta, y, al llegar a la
puerta de la ciudad, encontró allí una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo:
"Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para que beba." Mientras iba a
buscarla, le gritó: "Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan."
Respondió ella: "Te juro por el Señor, tu Dios, que no tengo ni pan; me queda sólo
un puñado de harina en el cántaro y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves que
estaba recogiendo un poco de leña. Voy a hacer un pan para mí y para mi hijo; nos
lo comeremos y luego moriremos." Respondió Elías: "No temas. Anda, prepáralo
como has dicho, pero primero hazme a mí un panecillo y tráemelo; para ti y para tu
hijo lo harás después. Porque así dice el Señor, Dios de Israel: "La orza de harina
no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe
la lluvia sobre la tierra"." Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron él,
ella y su hijo. Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó, como lo
había dicho el Señor por medio de Elías.
Salmo 145 :
Que mantiene su fidelidad perpetuamente, / que hace justicia a los oprimidos, / que
da pan a los hambrientos. / El Señor liberta a los cautivos. R.
El Señor abre los ojos al ciego, / el Señor endereza a los que ya se doblan, / el
Señor ama a los justos,/ el Señor guarda a los peregrinos. R.
Sustenta al huérfano y a la viuda / y trastorna el camino de los malvados. / El
Señor reina eternamente, / tu Dios, Sión, de edad en edad. R.
Hebreos 9, 24-28:
Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres - imagen del
auténtico-, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por
nosotros. Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces- como el sumo sacerdote,
que entraba en el santuario todos los años y ofrecía sangre ajena; si hubiese sido
así, tendría que haber padecido muchas veces, desde el principio del mundo-. De
hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de la historia, para destruir el
pecado con el sacrificio de sí mismo. Por cuanto el destino de los hombres es morir
una sola vez. Y después de la muerte, el juicio. De la misma manera, Cristo se ha
ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos. La segunda vez aparecerá,
sin ninguna relación al pecado, a los que lo esperan, para salvarlos.
Marcos 12, 38-44:
En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: "¡Cuidado con los
escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la
plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los
banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos
recibirán una sentencia más rigurosa." Estando Jesús sentado enfrente del arca de
las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban
en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a los
discípulos, les dijo: "Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las
ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero
ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir."
Homilía
Temas de las lecturas: La viuda hizo un panecillo y lo llevó a Elías * Alaba, alma
mía, al Señor * Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos.
* Esa pobre viuda ha echado más que nadie.
1. La fe alarga la mirada
1.1 Las dos viudas que aparecen en las lecturas de hoy tienen en común algo más
que su viudez. En ambas brillan la generosidad, la capacidad de arriesgar algo en el
nombre de Dios, y el poder ver más allá de lo que alcanzan nuestros ojos.
1.2 La fe alarga la mirada, porque la mirada del cuerpo llega únicamente hasta
decir: "Se está acabando la harina" ó "Sólo me queda este par de monedas." La fe
en cambio ve que el Dueño de la harina es también mi Dueño, y que el Dios de
toda riqueza es el que recibe mis limosnas.
1.3 La falta de generosidad es en realidad una forma de miopía espiritual, y sólo
puede ser corregida cuando los ojos son operados para que puedan ver no sólo la
harina que se va sino las bendiciones que llegan. Típicamente, una persona que
sufre miopía en sus ojos del cuerpo, como por ejemplo es mi caso personal, puede
ver bien lo que tiene en sus propias manos; le cuesta más en cambio discernir lo
que está a unos pocos pasos, aunque incluso esté cerca. Lo mismo sucede aquí:
Dios está cerca, sus bendiciones están próximas, pero la miopía de nuestras almas
sólo siente seguro lo que puede controlar, o sea lo que tiene en el poder de sus
manos.
2. Darlo todo
2.1 Jesús había llegado casi al final de su misión en esta tierra cuando sucedió la
escena de la viuda y el templo. Creo que es importante que descubramos un
paralelo que se da ahí. La ofrenda de la viuda no es sólo muy generosa; es "todo lo
que ella tenía para vivir." No sólo dio mucho; lo dio todo.
2.2 Darlo todo es también el rasgo dstintivo del amor de Cristo que precisamente
habló de "dar la vida por los amigos," como señal del amor verdadero. Jesús es
extremista en su modo de amar, y ello viene como medicina a este mundo en que
tantos son extremistas en su manera de odiar. A la locura de tantos seres humanos
que entregan sus vidas sobre el altar del odio Cristo quiso oponer la locura d eun
amor que es capaz de entregar la propia vida para dar vida.
3. Pobreza y generosidad
3.1 Las dos viudas de las lecturas de hoy eran personas con necesidad. Tenían poco
pero fueron capaces de dar mucho: ¿no es irónico? Es una ironía feliz que ayuda a
contrarrestar la otra ironía, la que es triste: a menudo el que más puede dar es el
que menos colabora. Alguien dijo: "¿Y es que esperabas otra cosa? Si son ricos es
porque no han compartido; ¿por qué habrían de empezar ahora?"
3.2 El punto último entonces es: ¿tenemos nuestras cosas o son ellas las que nos
tienen a nosotros? Parece que si uno no puede disponer de sus bienes es porque en
realidad no los posee. En ese sentido parece más dueño de sí el que es capaz de
entregar más de sí.
Fr. Nelson Medina, O.P.