Encuentros con la Palabra
Domingo XXXIII del tiempo ordinario – Ciclo B (Marcos 13, 24-32)
En cuanto al día y la hora, nadie lo sabe
Hermann Rodríguez Osorio, S.J.*
Enrique Patiño, uno de los redactores de El Tiempo, publicó un artículo llamado “ El
mensaje secreto de la Biblia ”, en el que cuenta los descubrimientos que un periodista ateo
y un matemático han hecho en la Biblia. Lo que hicieron fue tomar el original del Antiguo
Testamento en hebreo, eliminar todos los espacios entre las palabras y transformar el
texto sagrado en un continuo de letras de 304.805 caracteres; después introdujeron esto
en un computador y comenzaron a desentrañar los mensajes secretos que, se supone,
hay contenidos en la Escritura.
Según el autor de este artículo, no hay nadie que refute el código que estos científicos
han descubierto. “Nadie que demuestre aún la raz￳n de tantas coincidencias, ningún
estudioso del lenguaje hebreo, de las matemáticas ni de la teología que explique de
dónde salen palabras entre las palabras. Nadie que revire contra el código secreto de la
Biblia descubierto por el matemático israelí Eliayahu Rips y profundizado por el periodista
ateo del Wall Street Journal , Michael Drosin”.
Dice el autor que, después de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, los
investigadores encontraron “en una misma página, las palabras Torres Gemelas,
Derrumbadas, Dos veces y Avión; y más adelante: La próxima guerra, Las torres gemelas
y Terroristas. Nada críptico. Nada parecido a las predicciones de Nostradamus . Todo tan
claro que era difícil creerlo. Y una frase más: El fin de los días. Frase que se repitió en
otro contexto, y con una probabilidad de uno entre 500.000 en una misma página junto
con los nombres de Arafat, Sharon y Bush, líderes del estado palestino, Israel y E.U. Rips
y Drosin buscaron entonces una fecha. Y la encontraron junto a la frase Fin de los días, a
la sentencia Holocausto atómico y junto a Guerra mundial: 5766, año hebreo equivalente
a 2006. Hombre bomba y Terrorismo complementan la advertencia”.
Cada cierto tiempo, serios investigadores, descubren y publican sus conclusiones sobre la
fecha del fin del mundo. Hoy lo que está de moda es que el 21 de diciembre se acaba el
mundo, según el calendario Maya. Hay personas que se dejan impresionar fácilmente por
este tipo de afirmaciones; aunque, la verdad sea dicha, cada vez se van pareciendo más
a la historia del pastorcito mentiroso... ya casi nadie les cree y no conmueven a la
humanidad con sus amenazas catastróficas. Jesús nos invita a estar atentos a las señales
que permiten reconocer el fin de los tiempos; “Aprendan esta ense￱anza de la higuera:
cuando sus ramas se ponen tiernas, y brotan sus hojas, se dan cuenta ustedes de que ya
el verano está cerca. De la misma manera, cuando vean que suceden estas cosas, sepan
que el Hijo del hombre ya está a la puerta. (...) “El cielo y la tierra dejarán de existir, pero
mis palabras no dejarán de cumplirse”. Y afirma enseguida, algo que puede dejarnos
tranquilos: “Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni aun los ángeles del cielo, ni el
Hijo. Solamente lo sabe el Padre”.
De manera que la invitación que nos trae el Evangelio de hoy, no es a vivir atemorizados con
las fechas que los estudiosos publican cada cierto tiempo, sino a estar atentos a las señales
que permiten reconocer el momento definitivo del “Encuentro con la Palabra ” que no dejará
de cumplirse, como salvación universal para toda su creación.
* Sacerdote jesuita, Decano académico de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá
Si quieres recibir semanalmente estos “Encuentros con la Palabra ”,
puedes escribir a herosj@hotmail.com pidiendo que te incluyan en este grupo.