Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo B, Tiempo Ordinario,
Domingo de la Semana No. 33
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Por aquel tiempo se salvará tu pueblo * Protégeme, Dios
mío, que me refugio en ti. * Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a
los que van siendo consagrados. * Reunirá a los elegidos de los cuatro vientos.
Textos para este día:
Daniel 12, 1-3:
Por aquel tiempo se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo: serán
tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora.
Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro. Muchos de los que
duermen en el polvo despertarán: unos para la vida eterna, otros para ignominia
perpetua. Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a
muchos la justicia, como las estrellas, para toda la eternidad.
Salmo 15 :
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; / mi suerte está en tu mano. / Tengo
siempre presente al Señor, / con él a mi derecha no vacilaré. R.
Por eso se me alegra el corazón, / se gozan mis entrañas, / y mi carne descansa
serena. / Porque no me entregarás a la muerte, / ni dejarás a tu fiel conocer la
corrupción. R.
Me enseñarás el sendero de la vida, / me saciarás de gozo en tu presencia, / de
alegría perpetua a tu derecha. R.
Hebreos 10, 11-14. 18:
Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo muchas
veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados.
Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está
sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos
 
sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado
para siempre a los que van siendo consagrados. Donde hay perdón, no hay ofrenda
por los pecados.
Marcos 13, 24-32:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "En aquellos días, después de esa gran
angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán
del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre
las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus
elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte. Aprended de esta parábola
de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que
el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está
cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se
cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la
hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre."
Homilía
Temas de las lecturas: Por aquel tiempo se salvará tu pueblo * Protégeme, Dios
mío, que me refugio en ti. * Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a
los que van siendo consagrados. * Reunirá a los elegidos de los cuatro vientos.
1. Una palabra sobre el Final
1.1 A punto de terminar nuestro año litúrgico es como espontáneo dirigir la
atención hacia el final. Y cuando la Escritura se refiere al final es el gran final, es lo
realmente último, es decir, aquello que ya no será sucedido por nada más, aquello
que lleva la marca de lo definitivo.
1.2 Cuando uno oye hablar de algo que es la "última moda" uno sabe que no será
la "última" por mucho tiempo. Pronto será reemplazada por otra, que tampoco
durará mucho. En la Biblia, en cambio, la palabra "último" tiene una connotación
muy seria porque alude a aquello que queda, lo que ya no será de otro modo. En
contraste con el mundo nuestro, tan variable, la reflexión sobre lo último nos invita
a descubrir qué es lo que no habrá de cambiar. Es lo mismo que se indica con
expresiones parecidas como "al final," ó "en aquellos días," si el contexto se refiere
precisamente a los últimos días.
2. La victoria es de Dios
2.1 El lenguaje apocalíptico causa fácilmente desconcierto. En español asociamos
"apocalíptico" con aquello que es trágico y afecta a muchas personas a la vez, como
decir una devastación, una bomba de gran poder, un terremoto, un deslizamiento
de tierra. La palabra apocalipsis significa "revelación," o más precisamente: de-
velamiento. La literatura apocalíptica es un modo de leer el conjunto de la Historia
humana para responder a la pregunta: ¿y al final qué queda de todo esto?
2.2 La apocalíptica nace como un desarrollo de la profecía, sólo que mientras que
los profetas leen los acontecimientos desde Dios y buscan su "juicio," o sea, su
perspectiva o enfoque, sobre una porción o coyuntura, los escritores apocalípticos
ensanchan esa perspectiva en el tiempo, hasta abarcar prácticamente todas las
eras, y en el espacio, hasta interesarse por todo cuanto existe, incluyendo lo que no
vemos o conocemos completamente.
2.3 Pero el mensaje no es de devastación sino de esperanza. De lo que se trata en
esta clase de literatura es de afirmar que el desenlace último no puede excluir a
Dios sino que en realidad le pertenece a Él. Incluso cuando vemos que poderes muy
grandes se levantan contra Dios, e incluso cuando veamos que una batalla
encarnizada se desarrolla ante nuestros ojos, e incluso cuando veamos que muchos
tienen que entregar hasta su vida por ser consecuentes en su fe, incluso en todo
ello podemos estar seguros de que vale la pena enseñar la justicia, como dice a
primera lectura de hoy.
3. Los Dos Finales
3.1 Jesús en su discurso habla de dos finales aunque parecen fundirse o
traslaparse, quizá incluso en su propia mirada. Uno es el final de la Historia humana
en cuanto tal; otro es el final del orden que hasta entonces regía para el pueblo
judío, o sea, el orden que tenía como presencia más visible el templo de Jerusalén.
3.2 Cuando él dijo que no pasaría esa generación sin que "todo" se cumpliera se
refería en parte a sí mismo, pues su vida sobre esta tierra tocaba a su final, y de
hecho en su muerte se cumplieron algunos de los signos que él describe, pero se
refería en parte también al final de Jerusalén, como lo muestran, sin duda, otros
textos de tono apocalíptico en discursos suyos.
3.3 Lo importante para nosotros, dejando los detalles a los estudiosos de la Biblia,
es que el Señor nos invita a mirar los signos de los tiempos y a reconocer que la
victoria definitiva va precedida por toda clase de eventos y situaciones que tocan
todos los aspectos y niveles de nuestra vida, de nuestro mundo y de nuestra
historia.
3.4 La fe, entonces, es mucho más que uno entre tantos métodos para portarse
bien en la sociedad y ser capaz de convivir con otros. Creer no es sólo ser buena
persona; es comprender y proclamar que hay uno que es Señor, y que su señorío lo
abarca todo, como su ciencia y como su misericordia.
Fr. Nelson Medina, O.P.