XXXIII Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Padre Julio Gonzalez Carretti O.C.D
MARTES
Lecturas bíblicas
a.- Ap. 3,1-6.14-22: Si alguien me abre, entraré y comeremos juntos.
b.- Lc. 19, 1-10: Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede
yo en tu casa.
El evangelio nos presenta a Zaqueo, jefe de publicanos y rico, que quiere ver a
Jesús. Era pequeño, desde lo alto de un sicomoro, busca ver a Jesús. Mientras el
ciego quiere oír, el publicano quiere ver, por la vista y el oído llega la salvación al
hombre. Los discípulos de Juan recibieron el encargo de Jesús de contarle, lo que
han visto y oído (cfr. Lc.7, 22). El ciego grita para ser tomado en cuenta, Zaqueo
sube al un árbol: lo único que importa es el contacto con Jesús. El Maestro conoce
los corazones, sabe lo que quiere Zaqueo, le concede su día de salvación para él y
su casa (cfr. Lc.4,18); es su encuentro con Jesús, la salvación que ha dispuesto el
Padre para hombres necesitados como él (cfr. Lc. 2,11; 5, 26).
Pero lo sorprendente está en que Jesús le dirige la palabra: «Zaqueo, baja pronto;
porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.» Se apresuró a bajar y le recibió
con alegría” (vv. 5-6). A la alegría de Zaqueo, se une la crítica generalizada, porque
como cobrador de impuestos para Roma, era considerado él y los suyos, pecadores
públicos; pero Jesús, había venido precisamente por lo que estaba perdido (v.7;
cfr. Lc.18, 24). Dios se ha acordado de Zaqueo, significado de su nombre, y se
compadece de él acordándose de su misericordia (cfr. Lc.1, 55); Dios visita a su
pueblo. El judío piadoso no se sienta a la mesa con publicanos ni pecadores
públicos, por ello murmuran de Jesús que aceptó ir a comer a casa de Zaqueo
(v.5). Israel murmuró en el desierto, ahora lo hace, de cara a la salvación que
Jesús ofrece a los hombres, pasa de las murmuraciones, hace la voluntad del Padre
(cfr. Lc. 7, 23). La alegría de tener en casa a Jesús, abre el corazón de Zaqueo a la
conversión y está dispuesto a devolver lo adquirido injustamente, ajustándose no
sólo a la ley de Dios, sino que dará una compensación del cuádruplo (vv. 8-10; cfr.
Lv. 5, 20-26; Ex. 21,37). El publicano comprendió el hoy de la salvación para él y
su familia (cfr. Dt. 30,15-20). Hoy ha llegado la salvación a casa de Zaqueo (v.9),
como llegó la noticia de la salvación a los pastores cuando Jesús nació, ahora
alcanza al jefe de los publicanos. Zaqueo, es reconocido por Jesús como auténtico
hijo de Abraham, porque no hay estado que sea incompatible con la salvación (cfr.
Lc.3,12-14). Jesús acoge a los pecadores, aporta la salvación, la salud, en definitiva
la vida verdadera de comunión con Dios, su Padre.
Teresa de Jesús, experimento la sequedad interior, el tedio espiritual, hasta dejar la
oraci￳n por un tiempo. “No había fuerzas en mi alma para salvarse, si su Majestad
con tantas mercedes no las pusiera” (V 18, 5). Pero una vez convertida,
experimenta la búsqueda de Dios, es decir, ir tras sus huellas como Zaqueo: “Qué
es bastante, para que dejemos de buscar a este Se￱or” (6M 4,10).