Ciclo B. XXXIV Domingo del Tiempo Ordinario
Solemnidad. Jesucristo, Rey del Universo
Antonio Elduayen, C.M.
Queridos amigos
Demos hurras, palmas y felicitaciones a Cristo Rey en su Fiesta, que hoy
celebramos. Se lo merece por la clase de Rey que fue y es y por la clase de Reino y
de Reinado que llevó a cabo. La antítesis, en todo, de lo que pasó y pasa en el
mundo. Y un ejemplo maravilloso para quienes rigen los destinos de los hombres.
El se sabía Rey -por derecho, conquista y descendencia davídica- y así lo dijo (Jn
18,37) y así fue escrito en el INRI de la cruz pese a todo y a todos (Jn 19, 19-22).
Le costó la vida ir a contracorriente y hacer entender que un rey y aún más el Rey
esperado y ungido (el Mesías), ha venido a este mundo a servir y no a ser servido,
y que tiene que ser humilde, afable y amigo de los pobres. ¿Aprenderemos alguna
vez esta lección?
De un rey tan humano (Hijo del Hombre, ser humano, se llamaba Él), ¿qué clase de
reino y de reinado podía esperarse? La iglesia es quien mejor lo ha entendido y
descrito: un reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, el
amor y la paz. Más no se puede decir en tan poco. Pero sí completar con lo que dice
en otro Prefacio de la Misa: un pueblo nuevo, cuyo estado es la libertad y cuya ley
es el precepto del amor
Lo grande y maravilloso para nosotros es que, desde el bautismo, somos reyes con
el Rey y reyes en su Reino, no sólo servidores y ciudadanos. Y tenemos una misión
concreta y envidiable: la de hacerle reinar en este mundo instaurando en Cristo
todas las cosas (leyes, estructuras, trabajos, hombres y mujeres, gozos y
esperanzas…), para que Él reine efectivamente en todo. El Reino de Dios ya es,
pero todavía no. Por eso pedimos que venga a nosotros Su Reino y trabajamos por
hacer realidad aquí abajo lo que allí ya es: comunión en el amor, paz y libertad,
dicha y gloria para siempre. La tarea es de todos, pero especialmente de los laicos
a quienes corresponde vivir, trabajar y santificarse en el mundo.
En relación con todo esto, la Fiesta de Cristo Rey está puesta intencionalmente
entre un año que termina y otro que comienza. Para que, como Señor Soberano,
purifique y valide el año 2012, y bendiga y haga fructificar el 2013, Año de la Fe,
dando al hombre una nueva oportunidad de rehacerse y de trabajar por el Reino de
Dios. Cristo Rey se presenta así como el Señor del Tiempo, el Alfa y la Omega.
Todo viene de Él y va a Él, que no está solo: le acompaña su querida madre María,
a quien Jesús coronó como Reina y Señora del Universo. Es lo que celebramos en
nuestra parroquia, que en su fiesta aniversario, festeja a Cristo Rey y a María
Reina, bajo su advocación de Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa.
Para terminar, resumamos recordando que desde el bautismo somos reyes con el
Rey y que servir es reinar.
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)