Ciclo B. XXXIV Domingo del Tiempo Ordinario
Solemnidad. Jesucristo, Rey del Universo
Julio César Villalobos, C.M.
Eres Rey por siempre
Cuánta gente hoy en día, Jesús, hay que no te acepta como el único Salvador y
Señor, perdónanos por eso Jesús; cuántos hombres y mujeres hay que sabiendo
que tú eres el Todopoderoso, dudan de tu actuar incluso dentro de nuestra propia
Iglesia; cuánta gente hay, Señor Jesús, que te reemplaza por otras cosas que no
son santas, incluso acudiendo a lugares donde se “adivina el futuro”, confiando en
amuletos, horóscopos, técnicas orientales que manipulan la conciencia, perdónanos
Jesús; cuánta gente hay Señor Jesús, que sabe que estás presente y te hace a un
lado, perdónanos Jesús; mucha gente piensa, Señor, que eres solamente “un
recuerdo” del pasado, alguien que s￳lo debemos admirar y no quien toma la
dirección de nuestra vida y de la vida de los demás, perdónanos Jesús.
Ya llegamos al “final del camino” en la liturgia, porque se termina el tiempo
ordinario, y se da pase a un tiempo nuevo llamado adviento (preparación para las
fiestas navideñas). Es bueno entonces hacer una evaluación seria. Dios ha pasado
por nuestra vida, ¿nos hemos dado cuenta de ello?, ¿quién realmente es Dios para
mí y para todos?
Daniel, un profeta del Antiguo Testamento, tiene como él dice, una “visi￳n
nocturna” (cf.Dn.7,13-14) que pone al hijo del hombre, al Mesías, como aquel que
viene con autoridad a este mundo, y se gana el respeto por ello: “Le dieron poder
real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán”. La intenci￳n
de Dios es: reinar en la historia, en la vida de cada día, en la mente y el corazón de
todos. ¿Dejaremos que él haga ese trabajo? Cuando viene una autoridad grande a
un pueblo, le recibimos con “todos los honores”, le hacemos fiesta, nos quedamos
hasta muy altas horas de la madrugada para ordenar todo, para que esté todo bien.
¿Me preocupo de ordenar mi vida para que el ÚNICO REY DEL MUNDO LLEGUE A
MÍ?
Tiene razón el libro del Apocalipsis cuando reconoce que el Dios en quien creemos
no es cualquiera, sino: “el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que viene, el
Todopoderoso” (Ap.1,5-8). Es capaz de librarnos de todo mal, de todo pecado, de
devolvernos la esperanza, la alegría de vivir y de proclamar su reino de amor y de
paz, de justicia y de apertura a los demás.
El diálogo que tiene Jesús con Poncio Pilato es especial, ya que Jesús, desde la
humildad y sencillez que le caracterizan afirma su se￱orío en este mundo: “Pilato le
dijo: ¿con que tú eres Rey? Jesús le contest￳: tú lo dices: soy rey” (Jn.18,33b-37).
En este mundo en el que nos desenvolvemos, somos testigos de que lo más reina
en algunos lugares es la corrupción, la injusticia, los chismes, los prejuicios, la
pornografía, la falta de respeto por la dignidad del otro, la falta de respeto por la
vida, la falta de amor, la falta de fe….y la lista es larga.
Que esta solemnidad de Cristo Rey signifique el ratificar nuestro compromiso de
que reine Jesús por siempre, para que eso se vea reflejado en nuestro diario vivir.
Que podamos hacer vida esa estrofa de aquel canto que aprendimos de pequeños:
“reine Jesús por siempre, reine su coraz￳n, en nuestra patria, en nuestro suelo, que
es de María la naci￳n…”
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)