XXXIV Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Padre Julio Gonzalez Carretti O.C.D
MARTES
Lecturas bíblicas
a.- Ap. 14, 14-19: Ha llegado la hora de la siega.
b.- Lc. 21, 5-9: No quedará piedra sobre piedra.
El protagonista de este evangelio es la belleza del Templo de Jerusalén, pero ante
tanta admiración, Jesús predice su ruina y caída. Yahvé quiere un templo donde
pueda habitar, no mira las hermosas piedras talladas y los exvotos, busca un
pueblo que adore y sirva a Dios Padre. Se cumple la palabra del profeta:
“Escuchad esto, jefes de la casa de Jacob, y dirigentes de la casa de Israel, que
abomináis el juicio y torcéis toda rectitud, que edificáis a Sión con sangre, y a
Jerusalén con maldad. Sus jefes juzgan por soborno, sus sacerdotes enseñan por
salario, sus profetas vaticinan por dinero, y se apoyan en Yahvé diciendo: «¿No
está Yahvé en medio de nosotros? ¡No vendrá sobre nosotros ningún mal!» Por eso,
por culpa vuestra, Sión será un campo que se ara, Jerusalén se hará un montón de
ruinas, y el monte de la Casa un otero salvaje.” (Miq. 3,9-12; cfr. Jer. 7, 14; 26,18;
Ez. 24, 21). Jesús responde, con el anuncio de la destrucción de la ciudad de
Jerusalén, que ya había sucedido, cuando escribe el evangelista; el fin del mundo,
su venida gloriosa como Juez. El cumplimiento de estos signos, debe ayudarnos a
afinar el oído, ante falsos profetas, no hay que seguirlos, dice Jesús, no hay que
oírlos, pues querrán usurpar su Nombre (v. 8). Ante los falsos rumores debió
escribir Pablo a la comunidad de Tesal￳nica: “Por lo que respecta a la Venida de
nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no
os dejéis alterar tan fácilmente en vuestro ánimo, ni os alarméis por alguna
manifestación del Espíritu, por algunas palabras o por alguna carta presentada
como nuestra, que os haga suponer que está inminente el Día del Señor. Que nadie
os enga￱e de ninguna manera” (cfr. 2Tes. 2, 1; Hch. 5, 36-37; Mc. 1,15). Hay que
poner freno a las falsas expectativas, demasiado entusiastas acerca de la venida
del Salvador, sabiendo que tardará en venir (cfr. Lc. 12, 45; 19,11); sus líderes,
terminan siendo impostores, y muchas veces acaban en apostasía y perdición. Las
señales que preceden su venida, algunas se han cumplido hace tiempo, como la
caída de Jerusalén y la destrucción del templo, la lectura que hace este evangelio,
lo importante, es que el designio divino, se ha de cumplir cabalmente. Será la
fidelidad al evangelio de la gracia, lo que salve a los creyentes en Cristo que lo
esperan, trabajando su ingreso en el reino de los cielos.
Teresa de Jesús, descubrió la belleza del alma en gracia, la que ha de ser otra
Betania para el Maestro: “Pues hagamos cuenta que dentro de nosotras está un
palacio de grandísima riqueza, todo su edificio de oro y piedras preciosas, en fin,
como para tal señor; y que sois vos parte para que este edificio sea tal, como a la
verdad es así que no hay edificio de tanta hermosura como un alma limpia y llena
de virtudes, y mientras mayores, más resplandecen las piedras y que en este
palacio está este gran Rey que ha tenido por bien ser vuestro Padre, y que está en
un trono de grandísimo precio, que es vuestro coraz￳n.” (CV 28,9).