Comentario al evangelio del Martes 27 de Noviembre del 2012
Queridos amigos y amigas:
¡Alégrese el cielo, goce la tierra, el Señor ya llega a regir la tierra!. Las palabras del salmo 95 no quitan
dramatismo a la visión que hoy nos ofrece Juan pero la enmarcan en un contexto de esperanza.
Juan ve una nube blanca y a uno sentado con aspecto de hombre llevando en la mano una hoz afilada
para segar la tierra. Y ve un ángel del templo celeste llevando también una hoz afilada para vendimiar
la viña de la tierra y echar las uvas en el gran lagar de la ira de Dios.
Lo realmente importante es la llegada definitiva de Dios a su tierra. La consecuencia, la tarea de
despojamiento que supone. Si nos desvivimos por limpiar y poner detalles en nuestra casa ante la
llegada de un ser querido, ¡cuánto más ante la llegada inminente de quien nos da la posibilidad de
habitar en su casa!. La tierra pertenece al Señor y se alegra por su presencia. Se nos ha dado el encargo
de salvaguardar la creación hasta su vuelta, y ésta es inminente. También nosotros nos alegramos por
su presencia, porque el Señor toma las riendas de su propiedad y hará inútil la pregunta ¿dónde está tu
Dios?. Pero ¿cuál ha de ser nuestro despojo?.
En la imitación de Cristo (1,15,2) se lee: "Mucho hace quien mucho ama". El amor es el mejor de los
maestros. Tanto haremos cuanto en verdad amemos aquello-Aquel por quien nos afanamos. Los
últimos días del año litúrgico ponen al descubierto la verdad de nuestro amor. Si es verdad que el amor
es el mejor de los maestros, las palabras de Jesús del evangelio de hoy las podemos meditar en esta
clave: Lo importante no es la decoración externa sino la calidez de nuestro amor, esa Verdad sostén de
nuestra alma y de nuestras convicciones que sobrevive a los cambios de decorado. "Esto que veis,
llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida… Mirad no os dejéis engañar.
Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy" y "el tiempo está cerca". No les
sigáis… Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y
grandes señales del cielo". ¿Hay mejor señal en el cielo que las provocadas por el amor?.
Es posible que alguna vez hayan llegado a tu vida señales de éstas, de las que dan sed de cielo:
Bienaventurados son los que dan, mas cien veces bienaventurados los que dan aquello que aun
quieren.
Bienaventurados los que predican Amor, mas cien veces bienaventurados los que lo llevan en su
pecho y lo hacen con sus manos porque es Cristo quien lo hace a través de ellos.
Bienaventurados los que alaban a Dios, mas cien veces bienaventurados son los que sabiendo su
"Plan para el Mundo" trabajan en su realización.
Bienaventurados los que abren los ojos y contemplan al mundo, mas cien veces bienaventurados
los que abriendo más aún los ojos contemplan el Universo del cual el mundo apenas es una mota.
Y viendo su pequeñez se hacen grandes.
Bienaventurados los que se limpian los oídos de las voces vacías de este mundo, mas cien veces
bienaventurados son los que oyendo se hacen sordos para estar con los sordos y entenderlos hasta
limpiarlos.
Hermoso camino.
Vuestro hermano en la fe,
Miguel, cmf
Miguel, cmf